Biopic de un héroe impensado en una Palestina desoladora
La primera media hora de "El ídolo" es una pequeña obra maestra, y casi funciona como una película aparte. Una nena, su hermanito y otros dos nenes palestinos de la Franja de Gaza quieren formar una banda de pop árabe, y hacen de todo, como pescar o cantar en bodas, para poder comprar instrumentos, aunque son constantemente abusados y estafados por adultos inescrupulosos. Pero la nena necesita un transplante de riñón, por lo que la banda termina separándose. Las actuaciones de los cuatro chicos son genuinas y naturales, igual que el estilo simple y humorístico, aún en los momentos dramáticos del dos veces nominado al Oscar, Hany Abu-Assad (justamente este film tuvo una candidatura a la mejor película extranjera).
Cuando el hermano de la nena crece y es un joven taxista de una Palestina desoladora, aspira a participar en el programa de talentos "Arab Idol", pero para eso debe pasar ilegalmente por una frontera más que problemática. Mucho más convencional, pero igualmente sólida, toda esta parte de "El ídolo" sigue contando esta historia verídica sobre perseverancia a toda costa. Está muy bien filmada y actuada, y aún cuando pueda parecer totalmente exótica, las canciones árabes son excelentes. Lo que hace que este fim sea altamente recomendable para público de todas las edades es la extraordinaria primera media hora.