Para sanar heridas del pasado, entender qué es lo que pasó y por qué pasó. Cuando es necesario recuperar la memoria perdida o anulada inconscientemente adrede, como un mecanismo de defensa ante las vicisitudes que sufre una familia durante la última dictadura militar. Todas las personas involucradas en esos hechos, de una u otra manera, trataron y tratan aún de darle un cierre definitivo a la historia y también a su historia personal. Cada cual a su manera, como puedan, o se les ocurra.
En el caso de Andrés Habegger, quien dirige y es el protagonista principal de este documental, el recurso que adopta para comprender y saber qué es lo que ocurrió con su padre, por qué desapareció cuando él era un chico, y por qué se tuvo que ir con su madre a vivir a México, es la realización de esta película.
Cuando suponer no da certezas, hay que investigar, consultar, para dilucidar el misterio. Muchos años de dudas, agobio e incertidumbre, le van carcomiendo los pensamientos, sensaciones, y los recuerdos a Andrés Habegger.
El disparador que tiene para saldar la deuda y comenzar el recorrido como si fuera un detective privado, es la última foto que tiene con su padre, cuando tenía apenas 9 años, y después de eso no lo volvió a ver nunca más.
El padre del director era un militante de la Juventud Peronista en los años de la última dictadura militar y, por ende, un perseguido por el gobierno militar.
El comienzo de la investigación es entrevistando a su propia madre, y luego va siguiendo distintas pistas como fotos, regalos, intercalando con la lectura en voz alta de un cuaderno donde el protagonista escribía su diario, con una precisión absoluta de detalles y horarios, además de viajes al exterior. La conjunción de estos elementos le permite completar los espacios vacíos que tenía al comienzo.
Es omnipresente el realizador en la pantalla, tanto en imágenes como utilizando la voz en off como hilo conductor entre distintas situaciones, para explicarnos, y explicarse a sí mismo, lo ocurrido con su padre, sin perder nunca el interés, la seriedad, ni los momentos emotivos que reflejan su relato.
El tiempo transcurrido, el desafío de la búsqueda, los vagos recuerdos, la aceptación de los hechos, ahora desde otro punto de vista, todo esto confluye para correrle el velo a la amarga historia del director y apuntarle a un futuro más promisorio.