Una película de Heath y sus amigos
La historia de esta película es probablemente mucho más interesante que la película en sí, desde el día en que Heath Ledger murió antes de que finalice su participación (muy importante, de hecho) en el film. El director de esta obra, Terry Gilliam, es conocido por sus arriesgadas producciones, su estilo particular y su pésima suerte a la hora de trabajar. No es que no haya tenido suerte a la hora de recaudar o que las críticas lo hayan tratado mal: su problema siempre ha sido con los presupuestos para las películas, las empresas productoras, los editores y, en algunos casos, como este, con desgracias que ocurrieron a sus actores. Detallemos un poco: una de sus películas más emblemáticas, Brazil (1985), estuvo guardada durante mucho tiempo antes de poder estrenarse porque sus productores querían darle un final más amigable y el director se negaba. Tuvo que exhibirla en secreto en festivales y lograr premios para que los Estudios Universal estrenen la película casi sin cambios. para Las aventuras del Barón Munchausen (1988), la producción gastó una suma impresionante de dinero (46 millones de dólares) y el filme recaudó tan sólo 8 millones en Estados Unidos. Luego tuvo problemas con El hombre que mató a Don Quijote, una película que aún no pudo estrenar porque el protagonista (Jean Rochefort) sufrió durante el rodaje de hernia de disco, lo que le imposibilitó al intérprete de Don Quijote subirse al caballo. A mediados de los '90, Gilliam y McKeown -los mismos creadores de ...Parnassus- idearon la secuela de Time Bandits, pero varios artistas de su elenco ya habían muerto. Cuando falleció Heath Ledger durante el rodaje de ...Parnassus, Terry Gilliam decidió cancelar la producción. Los estudios que la financiaban habían puesto el dinero con la condición de que Ledger fuera de la partida. Su muerte califica a Gilliam sin dudas como el gran realizador con peor suerte del mercado. Recién cuando algunos amigotes de Ledger (Johnny Depp, Colin Farrell y Jude Law) se ofrecieron a trabajar en el filme en su reemplazo y donar sus ganancias a la hija de Ledger, la producción se retomó. Una de las mejores cosas que tiene la película es poder brindar una locura -cuatro actores interpretando al mismo personaje- sin que quede desprolija.
La historia cuenta que hace mucho, mucho tiempo el Dr. Parnassus fue tentado por el demonio, que le ofreció vida eterna a cambio de algún favor. Claro que, como siempre ocurre, el diablo no dejó de visitarlo y aparece cada tanto para ofrecerle alguna apuesta a la que Parnassus no puede negarse. En su ultima visita, Mr. Nick (el diablo, interpretado maravillosamente por el músico Tom Waits) le recuerda a Parnassus que faltan tres días para que su hija Valentina cumpla 16 años, con lo indefectiblemente el demonio se adueñaría de su joven alma.
Valentina (Lily Cole) forma parte de la troupe de teatro del Dr. Parnassus junto con el joven Anton (Andrew Garfield) y el enano Percy (Verne Troyer, conocido por su papel de Mini-mi en la saga de Austin Powers y quien tiene las mejores líneas cómicas del filme). La estrella de este grupo de teatro itinerante es un espejo mágico que lleva a quienes lo atraviesan a explorar su imaginación y que fue un "regalo" del diablo.
El guión de Gilliam y McKeown no es demasiado explicativo. Más bien deja que los hechos hablen por si mismos y los espectadores saquen sus propias conclusiones de qué es lo que ocurre dentro del espejo, cómo se produce y por qué. Y toma la misma iniciativa en cuanto al personaje de Heath Ledger, Tony, de quien se sabe muy poco desde un principio y recién al final terminamos de comprender cuáles son sus motivaciones e intereses.
Heath Ledger fue desde el comienzo de su carrera un actor muy carismático. Lo comenzó a demostrar en su primer protagónico en 10 cosas que odio de ti, una comedia romántica juvenil bastante buena en donde hacía de un joven rebelde y revoltoso. Ya desde ese momento se le notaban algunos mohines algo exagerados, que lo acompañaron junto con su inmensa personalidad durante toda su carrera actoral. Más de esas muecas pudieron verse en Corazón de caballero, una película que se soporta bien gracias a su fresco elenco. Y sus gestos sobreactuados tuvieron su punto más alto cuando interpretó magnificamente a un Guasón al que todos esos mohines le eran absolutamente necesarios para evidenciar su desquicio. El personaje de Tony en ...Parnassus también tiene su carga de gestualidad exagerada y una vez más, la lleva con suficiente carisma como para que sea un adorno para el personaje y no una carga negativa.
El resto del elenco cumple muy bien, en especial Christopher Plummer como Parnassus y Tom Waits como un diablo muy tramposo pero también muy calmo. Cabe destacar las presencias estelares de Depp, Law y Farrell que no desentonan en un personaje que no les es propio.
El tratamiento visual del filme, a cargo de los efectos especiales por computadora y del director de fotografía Nicola Pecorini (colaborador usual de Gilliam, en Miedo y asco en Las Vegas, por ejemplo) que decidió filmar con equipos de angulo muy ancho, por lo que casi todas las imágenes que vemos son realmente muy extrañas: se genera un inusual efecto de claustrofobia tanto en las escenas en lugares cerrados como en las de exteriores, que por momentos dan la sensación de que fueron filmadas en un patio abandonado del barrio. Los efectos especiales -útiles para contar las secuencias dentro del espejo- están bastante bien, sin llegar a ser deslumbrantes, aunque sin abandonar jamás el toque limado y "fumón" de Gilliam.
El imaginario mundo del Dr. Parnassus es una película que sería otra si Heath Ledger no hubiera muerto, que gana una popularidad y un renombre por ese motivo más allá de la enorme trayectoria de Gilliam. También es una película interesante, con el sello del director, pero que probablemente no pase a la historia como relato en sí, sino como la última película -como reza el crédito final- "de Heath Ledger y sus amigos". Sin dudas lo extrañaremos.