El principal atractivo de El imaginario mundo del Dr. Parnassus es, mal que les pese a muchos, el morbo que genera ver “la última película que filmó Heath Ledger“. Como desafío fílmico es también una novedad ver a ¡4 actores de primer nivel! interpretando al mismo personaje (completaron el film en lugar de Ledger figuras de la talla de Johnny Depp, Colin Farrell y Jude Law), y aunque es cierto que el film ofrece cuestiones interesantes, sin dudas no es tan genial como quiere hacer creer el grueso de la prensa especializada.
La historia, muy complicada de explicar en un texto, sería más o menos la siguiente: el Dr. Parnassus es un ser inmortal que básicamente cree en la bondad de los hombres. Según su concepción de la vida, los humanos elegirán siempre el bien común por sobre su bienestar personal. Como contracara está el diablo, quien asegura totalmente lo contrario: el mundo es básicamente un “sálvese quien pueda”.
La discusión de estos dos seres pasa a ser una disputa por las almas de los hombres: su relación es mediante apuestas. Así, Parnassus quiere enamorar a una mujer, para lo cual desea además recuperar su juventud. El diablo le ofrece la posibilidad, a cambio de que el Dr. le entregue a la hija que ellos conciban cuano ésta cumpla 16 años.
Justamente en la previa del cumpleaños es que se ubica la película, y Parnassus deberá entregar a su hija. Sin embargo, el diablo le ofrece una nueva apuesta: podrá liberarse de la deuda siempre y cuando consiga antes que él 5 almas. Es decir, siempre y cuando 5 hombres que estén ante la duda de la elección, opten por el bien general antes que su bien personal.
Para ésto es que Parnassus se mueve con un “circo itinerante”. En un truco en el que se presta como una suerte de mentalista, el Dr. ubica a los hombres ante la disyuntiva, y éstos deberán elegir.
Para vencer al diablo, Parnassus contará con la ayuda de un embaucador profesional (Ledger), que él mismo no tiene bien claro cuál de las dos opciones elegiría…
La película se destaca sobre todo por su despliegue visual. Los colores son realmente geniales, las escenografías sorprenden (sin hacer uso de la “facilidad” del 3D) y los vestuarios son interesantes.
La historia en sí es buena, y la película -comandada y escrita por el ex Monty Python Terry Gillian- es interesante, aunque insisto en que sin dudas habrá “estrellitas” de más en las calificaciones de los medios.