Un viejo mago que logró la inmortalidad al ganarle una apuesta al mismísimo Satanás, sobrevive con un acto de feria donde hace pasar a los espectadores por un espejo mágico (de verdad) que los manda a otra dimensión, donde se enfrentarán a sus propios fantasmas, deseos y frustaciones. Los que hicieron esta peli desayunaban con un clericó de ácido, por lo menos. Durante la filmación de este mambo fue cuando fisuró Heath Ledger de sobredosis. Lo reemplazaron Johnny Depp, Jude Law y Colin Farrell. Delirante y extraña, como toda obra de Terry Gilliam, vale la pena.