Gran película tanto desde lo narrativo (un documental de autor de una solidez apabullante) como desde la denuncia (nunca caprichosa, demagógica ni antojadiza). El film es didáctico, sí, pero al mismo tiempo muy personal (sin narcisismo); también es complejo y abarcativo pero nunca deja de fascinar, de conmover (y, digámoslo, de indignar).
El impenetrable tiene algo de detectivesco y de viaje de aventuras, pero expone en toda su dimensión cuestiones como la corrupción y la destrucción del medio ambiente sin jamás caer en los lugares comunes de la corrección política ni en la mirada indignada (Incalcaterra tiene algo de un Michael Moore pero -afortunadamente- mucho más asordinado). Lo hace, en cambio, con recursos nobles y contundentes: los del buen cine (político). En el arte el término “necesario” ha sido muchas veces mal utilizado, vaciado de sentido, pero sinceramente creo que El impenetrable es una película necesaria. Merecida ganadora del premio del público en el reciente Festival de Mar del Plata.