Propiedad reservada
Indignación y confusión, saber que se es el titular de unas tierras que uno no eligió ni compró y, a su vez, no poder visitarlas porque el dueño ¡es otro! ¿Cómo? Sí, el realizador ítalo-argentino Daniele Incalcaterra heredó de su padre 2.500 hectáreas en el chaco paraguayo (otras 2.500 fueron para su hermano) y se llevó una sorpresa: fueron vendidas por duplicado a un ex diputado uruguayo, meses antes que a su progenitor, allá por 1983. Por este chiste, Daniele no podía acceder a su terreno y declararlo reserva natural, un sueño pendiente que tenía desde que codirigió La nación mapuche junto a su pareja, Fausta Quattrini.
Incalcaterra documenta con gran rigor el paso a paso de su periplo por la selva chaqueña desde donde filma el pulso de la naturaleza (con excelente planos detalle) y además recorre el ríspido espinel de la burocracia paraguaya.
El realizador entrevista a funcionarios, un poderoso empresario que tiene de vecino y hasta al mismísimo ex presidente Lugo, quien firmó un decreto de preservación natural con el que Daniele pudo nombrar al terreno como reserva. ¿Es suyo? Esa es otra historia.