Dirigida por Martín Campbell, un todoterreno del género, El implacable (The Foreigner, 2017) es una muestra bastante pulcra del cine de acción de nuestros días.
Quan (Jackie Chan) es un humilde dueño de un restaurante que pierde a su hija en la explosión de un atentado adjudicado al IRA. En su afán por encontrar justicia, se inmiscuye en los planes del gobierno y desafía a Liam Henessy (Pierce Brosnan), un funcionario del Estado con un pasado oscuro.
Quan no es un civil común y corriente, fue entrenado en su China natal y la vida le ha forjado un carácter a prueba de todo. El trabajo de Jackie Chan es impecable, no sólo por su plasticidad física (no es algo menor saltar por los techos y deslizarse escaleras abajo con movimientos de parkour a los 63 años) sino por sus dotes gestuales; es uno de los terrenos menos explorados a lo largo de su carrera y da muestras de ser un actor completo. Con un semblante devastado y temerario, Chan personifica a un padre que lo ha perdido todo y como consecuencia no tiene nada que perder. The Foreigner no es Rush Hour, se nutre de acción y drama en un 50 y 50, dando Chan la talla en ambas facetas.
La historia intrincada entre espías y encubrimientos gubernamentales es el punto débil del film (la construcción del personaje de Chan y las chispas con Brosnan se ven interrumpidas), y el terrorismo se erige como un villano definitivo que no revela rostros.
Las escenas de acción son logradas y la cámara encapsula las emociones mediante enfoques de virtuosismo. El director -con Casino Royale y Edge of Darkness como sus últimos buenos antecedentes- hace valer su experiencia en el campo.
Se trata de un thriller interesante y vertiginoso con buen drama personal que dejará a la mayoría del público con las expectativas colmadas, pues supera el nivel de la media del género en este 2017.