The Foreigner se puede vender en pocas palabras como una secuela espiritual de Taken, pero con el inmortal Jackie Chan al frente. Si uno cierra los ojos, puede ver el panel de productores ejecutivos barajando ese concepto y tirándolo en la mesa, para luego salir corriendo a producirla. Ese detalle es lo que vuelve a la última película de Martin Campbell (las secuelas de la saga 007, GoldenEye y Casino Royale) una bolsa con resultados dispares, ya que hay claramente dos líneas argumentales en conflicto dentro del mismo marco narrativo.
Lo que venimos a ver es al oriundo de Hong Kong actuar por fuera de su zona de confort. Hay un quiebre importante en su filmografía con este papel, el de un padre que bordea la tercera edad y ve su vida destruida delante suyo al ver morir cruelmente a su hija en un atentado. No pasan ni cinco minutos de metraje que este despiadado bombardeo pone a descansar su carrera de comedias de acción, donde Chan se movía de acá para allá despachando enemigos a patadas. Se le nota en el semblante cansado y más cuando pierde a su ser más querido. Es un hombre común que pide justicia. Y así inicia este film de venganza familiar. La segunda película es el thriller político y de espionaje que protagoniza Pierce Brosnan (con un acento irlandés que incomodará en principio a más de uno, pero pequeño detalle: Brosnan es irlandés), como un alto funcionario al que estos ataques podrían costarle su carrera si no descubre quiénes son los perpetradores. En el camino, los dos se cruzan con un enemigo en común pero con motivaciones distintas.
He aquí el dilema del espectador. O al menos, el mío. Ver a un Jackie oscurísimo, como nunca se lo vio antes, es un gran aliciente a la hora de acercarse a The Foreigner. O The Chinaman, como es el título de la novela en la que se basa la película, pero con nombre cambiado no sea cosa que se acuse a la producción de racista. Su personaje es una mezcla del Bryan Mills de Liam Neeson y el brutal e ingenioso Rambo de Sylvester Stallone. Sabemos que Chan es un adepto a las artes marciales, y verlo en un rol así hace que uno lo quiera disfrutar más explorando esos músculos dramáticos que pocas veces hemos podido ver en pantalla. No se quiere que haga un refrito barato donde el protagonista es una máquina de matar y golpear, por lo que en ese aspecto la película sale airosa.
Pero el suspenso interviene constantemente y le saca todo protagonismo al otro, al punto de que hay más escenas en oficinas que de acción pura y dura. Si le agregamos el detalle que la trama pergeñada por David Marconi es enrevesada con un puñado ingente de sospechosos y giros argumentales, el resultado es a veces un agotador film de dos horas en donde al espectador se le da y se le quita constantemente. Hay una falta de balance entre lo que es netamente cine de acción y lo que es el de espionaje, y si bien Chan y Brosnan se lucen en sus papeles, el desenlace del conflicto se estira demasiado. Ojo, Martin Campbell dirige notables escenas de acción, se ha llevado lo mejor de la saga de James Bond y lo aplica con mucho gusto. Claro también que Jackie le hace las cosas muy fáciles, ya que a los 63 años está en una forma impecable y agita golpes a compañeros de elenco 10, 20 y hasta 30 años menores que él, y no se le mueve ni un pelo al hacerlo. Y es quejarse de lleno, pero como espectador hubiese deseado una versión más descafeinada del thriller, en donde la adrenalina ocupase más pantalla que los entretelones políticos de turno.
The Foreigner no es una locura de película de acción. Tampoco es un soberbio film de intriga. Pero ambas partes comparten cartel y la mezcla es tan volátil como el personaje de Chan, aunque sale adelante gracias a dos grandes protagonistas que se alejan de la escala del blanco y negro para acercarse a un gris profundo.