Tan lejos de Dios
Dos oportunidades tuvo "el Beny" (Damián Alcázar) en su vida, una cuando se fue a los Estados Unidos, huyendo de la miseria con la esperanza de un futuro y de obtener dólares para enviar a su madre y a su hermano que quedaban del otro lado de la frontera. Veinte años después volvió el Beny, deportado y sin un dólar. Otra vez en el polvoriento suelo del norte mexicano, sin trabajo y con más miseria que antes a la vista.
Todas son malas noticias a su regreso. Su hermano y muchos amigos ya están muertos, asesinados mejor dicho. La corrupción garantiza la existencia del crimen organizado, especialmente en lo relativo al narcotráfico. Y ahí va el bueno del Beny, procurando obtener alguna "chamba" cuando se encuentra con un viejo amigo, "El Gordo" al que ahora todos llaman "cochiloco" (Joaquín Cosío) y trabaja para Don Reyes, capo del cartel de la zona. Beny ya encontró "chamba", ya tiene su segunda oportunidad.
Como dice el Cochicloco, esta es la historia de tipos que andan matándose entre ellos solo porque no tienen una vida decente que vivir. Que están en el mero infierno, así que lo mismo les da vivir que morir.
El filme se basa en un guión irreverente, jugado, en tono de comedia negra, satírica, que logra generar humor desde lo más macabro, con naturalidad y sin efectismos. La acrimonia con que Luis Estrada encuadra cada escena, la fotografía ocre, arenosa, que remarca la aridez del ambiente y la aspereza de sus protagonistas. Sobresaliente es la actuación de Damián Alcázar, de increíble parecido con ese ícono del cine mexicano que es Germán Valdés "Tin Tan", de quien indudablemente toma cierta gestualidad para los momentos más cándidos de la historia, y que parece resucitar así al rey de los pachucos en una contra los narcos. Es remarcable como Alcázar transita todos los climas con humanidad y sin caer en lo grotesco. Le secunda magistralmente Joaquín Cosío, a quien vimos como "Mascarita" en la formidable "Matando Cabos" de 2005. Su "Cochiloco" es de antología.
La duración de la película le confiere cierto carácter épico, y por cierto que lo es. Basta leer algunos diarios mexicanos, o ver las noticias de aquel país para saber que lo que este filme relata lejos está de ser ficción. Que lamentablemente la realidad supera al cuento, y con creces.
Pero aquí los artistas hacen lo suyo, acercan una historia que además de entretener con buenas armas, nos dará algo en qué pensar, sin solemnidad alguna.