El infiltrado es otra producción que se suma a este resurgimiento que tuvo en estos últimos años la figura del narco Pablo Escobar en el cine y la televisión.
En esta oportunidad se trata de la historia del agente federal Robert Mazur, interpretado por Bryan Cranston, quien se infiltró en el mundo del narcotráfico para desbaratar una red de lavado de dinero que integraban asociados de Escobar.
Un relato que al espectador más cinéfilo le puede traer al recuerdo el caso del policía Donnie Brasco, quien tuvo una misión similar dentro de la Mafia italiana, y cuya historia se retrató en una gran película con Johnny Deep y Al Pacino a fines de los años ´90.
Las historias de Mazur y Brasco tienen algunas similitudes en cuanto a las experiencias difíciles que vivieron los protagonistas, pero en el cine el tratamiento de estos hechos reales tuvieron enfoques muy diferentes.
El director Brad Furman, quien brindó un buen thriller en Culpable o inocente, con Matthew McConaughey, en este caso presenta un drama policial bastante convencional que se deja ver gracias al trabajo del reparto.
Las interpretaciones de Bryan Cranston y John Leguisamo especialmente son los principales atractivos de este film que nunca logra generar un gran entusiasmo por el conflicto que se narra.
La historia ni siquiera se centra en Pablo Escobar, quien tiene un breve rol en estos hechos, sino en cómo el gobierno norteamericano intentó acabar con los asociados del famoso narcotraficante.
Con El infiltrado sucede algo similar a lo que ocurrió con Pacto criminal, el último film de Johnny Deep.
La historia del mafioso Whitey Bulger tenía un elenco excepcional pero la historia que se narraba era una biografía convencional que no generaba ningún entusiasmo.
Esa es la gran debilidad del trabajo del director Furman, quien aprovechó muy bien a los actores que integraron el reparto, pero no consiguió hacer nada interesante con el tema que trabaja la historia.
Si bien Bryan Cranston está muy bien en el rol del agente federal, el film termina por caer en el tedio debido a la falta de suspenso con el que se abordó la labor de los agentes encubiertos y el narcotráfico.
Tal vez en un documental del canal A&E la historia real es más interesante, pero en una recreación ficticia para el cine el caso de Richard Mazur no tiene ningún atractivo.
Al meno dentro del género policial es una propuesta que quedará en el olvido.