Un fiscal descubre que cuando la prensa, el empresariado y la política se complotan, sólo se los puede combatir desde adentro con la ayuda de un infiltrado. Lo que lo deja sin más alternativa que asociarse con un gangster sediento de venganza.
Los hilos del titiritero:
el infiltradoWoo Jang-hoon es un fiscal dedicado e inteligente, pero por sobre todo lo guía una ética intachable que lo vuelve implacable en su búsqueda de justicia. Sin embargo por venir de un origen humilde todo eso no le alcanza para avanzar en una carrera donde los contactos son indispensables para conseguir el ascenso que tanto desea y ve la oportunidad de hacerse un nombre desenmascarando al principal candidato a presidente, de quien motivos serios para dudar de su honestidad. Casi por casualidad durante su investigación descubre los planes de venganza que un gangster caído en desgracia está preparando contra sus antiguos jefes, al que comienza a perseguir para convencerlo de trabajar juntos. Lo que comienza como un caso simple de malversación de fondos lleva a un entramado de poder oculto guiado desde las sombras por el editor del medio más influyente del país y el jefe de un gigantesco conglomerado de empresas para digitar el resultado de las elecciones, garantizando que el único candidato a presidente viable sea uno de sus títeres. Quizás en Corea suena mucho más fantasioso.
Sin lugar para los santos:
El Infiltrado (cuyo nombre internacional es Inside Men) está basado en un popular cómic coreano y además de mostrar cómo la corrupción política sólo funciona aliada con la privada, también nos da una mirada a una sociedad donde las castas sociales parecen ser tan o más importantes que el mérito o el dinero, dejando claro que de nada sirve ser el mejor sin los aliados indicados que abran puertas, aliados que rara vez sacan el llavero sin esperar recibir algo a cambio en el futuro.
Sin desviarse nunca del eje principal, la trama avanza con varios giros provocados por traiciones y contraataques que reviven el conflicto cada vez que parece estar a punto de resolverse, gracias a dos antagonistas implacables que cuando se defienden ponen contra las cuerdas a los protagonistas y logrando hacernos dudar sobre quién resultará victorioso en vez de pronosticar un final feliz desde el principio como suele pasar con otras producciones del género. Eso se debe también en parte a que hasta el que más se acerca a ser el héroe de la historia tiene algunos motivos egoístas para lo que hace y no le cuesta demasiado manipular o poner en riesgo a otros para avanzar con su investigación. Él no parece ser consciente de la contradicción o al menos no le preocupa tanto como para dejar de menospreciar desde una postura de superioridad moral a su aliado, a quien sin ser alguien intachable ni demasiado astuto, se comporta de una forma bastante leal hacia la gente que le importa, por lo que en varios momentos genera más empatía y nos hace desear que logre salirse con la suya.
Conclusión:
El principal atractivo de El Infiltrado es claramente un guión sólido y bien interpretado, que aunque no propone nada revolucionario ni desde lo visual ni desde la historia, está realizada con el suficiente nivel como para tener éxito manteniendo la atención y un buen ritmo durante dos horas.