“La Roca” convertido en “esponja” Johnson
Basada en hechos reales, El infiltrado nos da un golpe de impacto y de vértigo apenas inicia su narración. Diez minutos de buen ritmo para que luego el film dé vueltas sobre una serie de acontecimientos que rodean al círculo que forma el entretenimiento, por momentos tocándolo y de a ratos rozándolo.
La historia de un joven que es engañado por su mejor amigo, el cual le juega una trampa relacionada al narcotráfico de drogas que lo termina viendo implicado en una condena importante. Para reducir los años de la misma, el sistema sólo permite que se mezcle en una especie de complot para contactar a un traficante y hacerlo caer en una farsa del mismo estilo de la que sufrió él. Su padre, Dwayne “The Rock” Johnson, hará todo lo posible para inmiscuirse en este tipo de enredos con total de ayudar a su hijo y conseguir que la sentencia sea menor.
Como la mayoría de los relatos inspirados en eventos verídicos, posee un arma de doble filo: por un lado, la sensación que puede experimentar el espectador de tensión; y, por el otro, la adaptación a la pantalla grande de las circunstancias, las cuales pueden resultar no del todo amenas o incluso poco acertadas.
Johnson sorprende para bien mostrando una faceta de hombre común y corriente, aislado de todo aquello que lo involucre en romper costillas y sacar a relucir su carácter de tipo duro. Aquí interpreta a un padre preocupado, novato para lidiar con gente que se mueve en el mundo de las drogas, siendo esa falta de tacto uno de los puntos de nerviosismo fundamentales en el andar de la película.
El infiltrado está bien rodada, es una buena cinta cuyo género oscila entre el drama y el thriller, con más del primero que del segundo rubro, cumpliendo una performance disfrutable pese a no enlazar de lleno al público con lo que está observando.
LO MEJOR: la actuación de The Rock Johnson, esta vez en un rol atípico. El comienzo del film.
LO PEOR: no conecta por completo. Decae en dinámica.
PUNTAJE: 6,2