Nunca puede llegar a ser mala una película intitulada El Inmortal (L'immortel, 2010) y protagonizada por un Jean Reno desenfrenado que regresa de la muerte luego de recibir 22 balazos. Tan esquemático como eficaz, el opus de Richard Berry comienza austero en tono policial para de a poco ir virando hacia un exploitation de venganza nada sutil. En síntesis, gracias al cine industrial francés recuperamos al Reno que todos queremos, ese asesino furtivo especializado en zares de la cocaína...