Entender para perdonar
Catorce nominaciones a distintos premios a nivel mundial y siete galardones conseguidos preceden a esta producción libanesa que, en medio de todas esas distinciones, puede jactarse de haber llegado a las cinco finalistas que hace algunas semanas pugnaron por el Oscar a Mejor Película Extranjera y que finalmente terminó obteniendo la chilena Una Mujer Fantástica.
Toni, mecánico de una populosa ciudad libanesa, riega sus plantas como lo hace todos los días. Y como también ocurre a diario, parte del agua que cae al piso encuentra destino callejero a través de un caño que sobresale de su balcón. Yasser, palestino de origen que se encuentra en el Líbano para ejercer su profesión de capataz en una obra en construcción de la zona, recibe el agua sobre su cabeza, hecho que lejos de enojarlo lo hace reparar en el detalle de que un caño sobresalido como el que Toni tiene en su balcón va en contra de las regulaciones locales de construcción. Amablemente, pone a disposición de Toni a sus albañiles para reparar esta falla pero sólo encuentra rechazo y enojo por parte de este irritable mecánico. La situación continúa y cuando Yasser se dispone a irse, la discusión pasa a mayores por lo que el capataz termina insultando a Toni verbalmente. Este decide que no tiene ganas de soportar ese agravio y lleva a Yasser ante un tribunal de justicia.
La película de Ziad Doueiri, guionista y director en este caso, empieza con una historia muy pequeña para después ir virando hacia donde sus intenciones realmente apuntan. Incluso ese comienzo, conforme la demanda hecha por Toni hacia Yasser va avanzando en las distintas etapas burocráticas hasta alcanzar la del juicio oral, puede encontrar al protagonista hasta algo ridículo en su afán de encontrar justicia voraz ante un insulto que, en última instancia, ni siquiera fue tan grave. Pero esto no hace más que preparar el terreno para los eventos que siguen. Porque mientras tenemos claro que Toni es un hombre de pocas pulgas y carácter irritable, también vamos viendo que Yasser es un trabajador esforzado, humilde y de buenas intenciones que no quiere pleitos con nadie. Pero la verdadera sutileza del guion en este sentido reside en el origen religioso y étnico de cada personaje, que paulatinamente va quedando cada vez más claro ya que de eso se trata realmente la disputa entre Toni, libanés católico, y Yasser, inmigrante palestino.
Como consecuencia de este inicio, lo que sigue es un entrelazado de escenas que combinan momentos en que estos dos personajes se encuentran en la intimidad, como el que inicia su tumultuosa relación como enemigos, y otros que los enfrenta en el carácter público que su juicio tiene. Pero lo que nunca se detiene es esa marcha que va hacia adelante, que nos lleva a recorrer un camino sólidamente construido hacia una reflexión total que incluso excede el conflicto cristiano-palestino en el Líbano. Porque a partir de una situación particular como el altercado entre Toni y Yasser, pasando por un conflicto general e histórico como el que ocurre en el país donde transcurre esta historia, la película consigue un mensaje universal sobre las disputas territoriales, religiosas y étnicas que vienen separando a la humanidad desde el origen de los tiempos. Análisis personales, religiosos, coyunturales, históricos, filosóficos, políticos, burocráticos, familiares y humanos encuentran su espacio en esta obra total que da vuelta a sus dos personajes principales como un par de medias a través de una narración dramática inteligente, precisa y sutil para decantar en una reflexión que termina siendo el broche de oro de una película que, al margen de ganar o perder un premio u otro, es imprescindible en estos tiempos.