L’Insulte es contundente en su sencillez. Una placa previa señala que la película no refleja la postura del Gobierno de Líbano, lo que da cuenta de que la escalada que se va a proponer es absolutamente plausible. Un conflicto mínimo enciende una chispa entre dos hombres en un barrio de Beirut, el duelo se prolonga, trasciende, los excede y toma alcance nacional. Y en su mirada específica se vuelve universal. Se radica en Medio Oriente pero abarca al mundo entero, donde resuena su observación sobre el rencor, los fanatismos políticos y la xenofobia.