Medio Oriente es una zona que se encuentra en conflicto desde que tenemos memoria. Y muchas veces, al estar tan alejados de aquel lugar, se nos hace difícil poder interiorizarnos sobre esta temática de forma profunda y objetiva.
En la década del ’70 en el Líbano vivían alrededor de 400.000 refugiados palestinos, que convivían con los locales cristianos y los drusos. Sin embargo, esta relación no era pacífica. La OLP (Organización Para la Liberación de Palestina), única fuerza legítima representante del pueblo palestino, comenzó a formar milicias entre los recién llegados para crear una base de ataque contra Israel, su objetivo principal (luego se le sumó también la instauración de un Estado Palestino). Esto trajo enfrentamientos con el ejército libanés y con los cristianos que empezaron a armarse, organizando grupos militarizados dentro del ambiente político y religioso. Con un gobierno debilitado, se inició una guerra civil que se desarrolló desde 1975 hasta 1990, con la intervención de Siria e Israel. De todas maneras, no existe en la actualidad una estabilidad dentro del país, sino que está en constante conflicto interno o externo.
En este contexto se sitúa “El Insulto”, film que representó al Líbano en los Oscar como Mejor Película Extranjera, pero que cayó ante la chilena “Una Mujer Fantástica”, que finalmente se llevó el máximo galardón.
La película nos cuenta la historia de Toni, un cristiano libanés, que riega las plantas de su balcón, pero un poco de agua se derrama sobre la cabeza de Yasser, un capataz de obra palestino. Si bien el trabajador tiene la intención de arreglar el desagüe de la casa (que encima estaba instalado de forma ilegal), Toni no lo acepta y comienza una disputa. Yasser insulta al libanés y éste, ofendido, llevará este enfrentamiento ante la justicia. Un proceso que dividirá las aguas entre los palestinos y los cristianos libaneses.
“El Insulto” toma una situación un tanto absurda, pequeña e íntima enmarcada en una disputa de a dos para mostrar la complejidad de la constante lucha de Medio Oriente, y en particular cómo se vive en el Líbano y la herencia de un pasado también conflictivo. Desde el inicio del film queda en claro que lo que se verá es la mirada subjetiva del realizador, cuya ópera prima abordó una temática similar con “West Beirut” (1998), donde trató el comienzo de la Guerra Civil Libanesa a partir de sus propias experiencias.
Asimismo, a través de la historia podemos observar las costumbres tanto de los cristianos libaneses como de los palestinos, presentando la forma en la que se desempeña la justicia y cómo se lleva a cabo un juicio.
Se mantiene un ritmo tenso a lo largo de la cinta, cuya intensidad va aumentando a medida que avanza el relato. Sin embargo, al llegar al desenlace su fuerza decae un poco, justamente donde más potencia debería tener, dejándonos la sensación de un final un tanto brusco o soso.
Los personajes están bien construidos, con una introspectiva interesante sobre dos extremos muy opuestos. Si bien el director expresa su opinión sobre el conflicto, presenta a ambos roles como víctimas y victimarios al mismo tiempo, dándole un mayor realismo y humanidad a los protagonistas. Esto también se obtiene gracias a la labor de los actores, Kamel El Basha y Adel Karam.
En síntesis, “El Insulto” es una película que va escalando de menor a mayor, mostrando una pequeña discusión que desemboca en una situación de conflicto entre dos grupos sociales dentro del Líbano, los cristianos libaneses y los refugiados palestinos. Un film que nos acerca a una realidad no tan conocida, a través de personajes con los que es fácil empatizar, poniendo al espectador en el medio de la disputa para decidir quién tiene razón.