"¿Qué es peor, el hijo de una víctima o el hijo de un asesino?". Esa es una de las líneas de "El intérprete" y la que guía esta película de origen eslovaco estrenada en el pasado Festival de Berlín. Uno de los dos personajes protagónicos es Ali, un hombre de 80 años que descubre un libro escrito por un ex oficial nazi que mató a sus padres durante la ocupación alemana de la ex Checoslovaquia.
Decidido a tomar una revancha viaja a Viena a buscarlo, pero allí se encuentra con Georg, hijo del ex nazi, otro hombre ya mayor que está avergonzado del pasado de su padre fallecido. Sin embargo Georg le propone que lo acompañe como intérprete a los lugares en los que su padre cometió sus crímenes. A pesar de las evidentes razones para rechazar a Georg, Ali acepta iniciar ese recorrido.
El resto del filme es un viaje entre el presente y el pasado en el que se muestran el daño que provocó el nazismo y que aún sale a la superficie. "¿Sabe qué se siente vivir con miedo de que algo así vuelva a pasar?", le dice la hija de Ali a Georg cuando descubre el pasado de Georg, un hombre al que todos apuntan como el culpable de una tragedia que marcó a dos generaciones y que el director describe en profundidad, sin golpes bajos y con un poco de humor.