Confusas historias de vida
Seis personas en busca del amor y en plena crisis aparecen inmersas en un pueblo que no les ofrece mayores posibilidades. Bajo la batuta del director Rodrigo Guerrero, la película cordobesa también agrega el frío como otro personaje más de la historia.
Una bailarina que tendría, según su madre (Coni Vera), mayores opciones laborales en la ciudad de Buenos Aires; una joven y su relación con un chico de campo (Lautaro Delgado); una mamá alterada; un hombre (Luis Machín) que persigue a su "presa" sin saber bien por qué y una joven que siente que perdió su lugar, constituyen el motor de la trama. Los caminos de estas criaturas se cruzan en una historia que no siempre convence y resulta incompleta.
Poco se sabe lo que les ocurre o lo que les pasó. Simplemente, están ahí y deambulan con su andar cansino. A la buena pintura del pueblo y de sus costumbres, se agregan diálogos forzados, muchos minutos de más y una banda sonora que distrae de la parsimonia del lugar. El invierno de los raros es un buen intento, pero queda a mitad de camino porque peca de pretenciosa.