Film raro y pretencioso, pero más pretencioso que raro
El invierno de los raros, ópera prima de Rodrigo Guerrero, -joven realizador cordobés- es un relato que presenta a una serie de personajes obsesivos en busca de la realización del objeto de deseo, que siempre se les escapa.
Hay planteados en la historia dos grupos de personajes: por un lado Sabrina, Rocío, su novio Gustavo y su madre, y por el otro Fabián (Luis Machín) y una joven profesora de danzas, que es acosada –sin saberlo- por el mismo Fabián (más adelante descubriremos que la madre de Rocío tiene o ha tenido un amorío con Fabián). De este modo, se abren dos grandes líneas en el relato: la historia de Rocío y la de Fabián.
Durante el desarrollo iremos descubriendo la problemática y extraña relación que Rocío tiene con su madre, así como también se irán desarrollando otras historias, como la relación entre la profesora de danzas y su madre.
El film, narrativamente hablando no funciona. El principal defecto es que no se terminan de definir las relaciones internas de los personajes: ¿Quién es Fabián? ¿Qué relación tiene Sabrina con Rocío? ¿Qué relación tiene Fabián con la mamá de Rocío y con Rocío? (¿Es el padre?)
La ausencia de vínculos más estrechos y claros, desde el punto de vista de la historia, hace del film una sucesión de imágenes inconexas y expresivas, bien filmadas pero cuya dirección dramática no se termina de afianzar nunca. Aún cuando estas relaciones poco precisas fueran algo buscado intencionalmente por su autor, no se justifica lo suficiente a partir del material presentado.