La película, que se presentó en la Competencia Argentina del BAFICI 2016, se centra en las vidas de los dos miembros de una ex pareja, cada uno a su manera rearmando su historia personal. Una original propuesta con cierto tono “Nouvelle Vague” acerca del amor en tiempos de crisis.
El comienzo da a entender –o permite suponer– que estamos por ver una mezcla de película a la manera de las de la nouvelle vague con un toque Hong Sangsoo acerca de relaciones complicadas y encuentros y desencuentros en bares. Y a lo largo del filme tal vez el primer concepto pese más que el segundo, ya que tras el punto de partida (el encuentro o cruce de una pareja recién separada) la película se subdivide para contar las vivencias durante el otoño de él (Pablo) y las del invierno de ella (Mariana).
No tengo en claro si los dos realizadores dirigieron la película juntos o cada uno se ocupó de una de cada etapa (digamos, él la de Pablo y ella la de Mariana, o viceversa) pero lo cierto es que la película tiene una continuidad temática, estética y narrativa muy sólida, que no invita a pensar en esas diferencias. El “otoño” de Pablo, que se dedica a las desgrabaciones, pasa entre conferencias, trabajo y encuentros con amigos del área literaria/ cinematográfica/ artística (hay varios cameos de figuras del medio) mientras que el “invierno” de Mariana, con nuevo novio, propone situaciones similares: cocinar, participar de extra en una película, visitar a una amiga, cenar con otra pareja. Solarz y Zukerfeld siguen a cada uno por su lado en un derrotero de sus experiencias post-separación, sin un nudo dramático importante que las organice más que vivenciar, de manera cercana pero no invasiva, sus experiencias.
Si bien esa ausencia de conflicto narrativo fuerte puede resultar un tanto complicada de aceptar para cierta parte del público, lo que permite es acercarse directamente a las experiencias de cada uno de ellos de la manera más franca posible (la cámara de Fernando Lockett ayuda a generar la sensación de una “distancia justa”). Con dos muy buenas y naturales actuaciones de Marina Califano y Guillermo Masse, se trata de una película que refleja de modo honesto –sin subrayados dramáticos pero tampoco con distancia clínica, entomológica– la experiencia de dos treintañeros porteños reconstruyendo sus vidas personales en tiempo presente.