Cine rancio
El jefe, opera prima del colombiano Jaime Escallón Buraglia (también escribió el guión) cuenta con el auspicio y el apoyo del INCAA y entre su elenco, compuesto en su mayoría por actores colombianos conocidos en la televisión local, aparece la actriz argentina Mirta Busnelli (Elsy) y en un papel menos relevante Mariano Castro. Estamos en presencia de lo que podría denominarse un cine rancio y vetusto que recae en los vicios del costumbrismo latinoamericano menos atractivo y lo que es más grave aún con el auspicio del INCAA.
Digámoslo con todas las letras: se dilapidan recursos del propio Instituto del cine en proyectos o coproducciones que ni siquiera deberían pasar de las instancias primarias en las evaluaciones porque su valor cinematográfico y estético no existe. Hay cine comercial de calidad; hay cine televisivo de calidad pero lamentablemente también hay cine que da vergüenza y eso se refleja en esta película con un grado de superficialidad alarmante y chistes que ya eran viejos en la época de oro del cine argentino.
Resulta lastimoso que propuestas populares tan mediocres ocupen salas y que al cine argentino que busca horizontes o plantea desafíos se lo siga marginando por no hablar del cine europeo cada vez más escaso. Por supuesto que existe un cine colombiano que vale la pena ver y descubrir. Desde este espacio advertimos al espectador que El jefe forma parte de un espectro más amplio.
Tras este descargo, solamente cabe aclarar de qué se trata esta película: Osorio (Carlos Hurtado) es un jefe de recursos humanos de una empresa argentina que vende mermeladas en Colombia pero que en realidad podría ser mucho más rentable vendiendo detergentes. Un pasado oscuro conecta al dueño de la empresa con el presente de Osorio, tirano, inescrupuloso, marido infiel, que planea fugarse con el dinero de la empresa y empezar una nueva vida con su amante joven (siempre hay una buena excusa para mostrar senos y escenas de sexo publicitario) dejando a todos los empleados en la ruina, incluida su secretaria Elsy (Mirta Busnelli). Para ello, deberá convencer al hijo del dueño Francisco de la Ribera (Mariano Castro), un tanto tarambana, de que en realidad él es víctima de continuos maltratos y ataques de los empleados cuando todo es al revés.
No hay nada para agregar, simplemente el despropósito de un estreno comercial de tan bajo nivel.