Esta historia de un joven de origen musulmán llevado a una interpretación radical del Islam y a un posible crimen no está dentro de lo mejor de los hermanos Dardenne (siguen destacando en su enorme y fuerte carrera Rosetta y El niño, obras maestras) pero mantiene la idea de crear una ficción trascendente apelando al puro realismo. Esa idea, más la fortísima construcción de relaciones humanas a veces contradictorias, destaca el cine de estos belgas por encima de lo común.