Los hermanos Dardenne hacen un cine plebeyo, hiperrealista, donde el mundo es un hogar roto poblado de personajes perdidos que reaccionan instintivamente a la hostilidad del entorno para tratar de conseguir un poco de dignidad. El Joven Ahmed aborda el tema del fundamentalismo religioso desde la visión de un chico belga de 13 años, obsesionado con el Corán, un mapa moral que le da sentido a sus pequeños dramas preadolescentes y en el que no hay espacio para los matices: todos son culpables por no vivir de acuerdo con su fe.