Mini caudillo
Un arranque potente y efusivo se difumina lentamente con el correr de los minutos, no solo en nitidez sino también en intensidad. Esa decaída obra como uno de los problemas fundamentales del film; la extensión del metraje no se condice con lo que ofrecen sus escenas. Esa incapacidad para ocasionar inquietud en el espectador resulta uno de los aspectos más flojos del relato.
El juego de Ender nos remite a la novela más famosa y premiada de Orson Scott Card, en un futuro en el cual existe una escuela militarizada (y espacial) encargada de preparar ampliamente a una cierta cantidad de niños a fin de defender una venidera invasión a manos de alienígenas que reciben el nombre de insectores. Proveniente de una familia experimentada en el rubro bélico, Ender Wiggin (Asa Butterfield) se presenta como “el elegido” según la mirada del coronel Hyrum Graff (Harrison Ford). El jovencito no solo posee un gran potencial con aptitudes para la destreza y el pensamiento lateral, sino también una actitud avasallante y tenaz.
Muchos tramos de la historia están dedicados a la simulación y entrenamiento a base de videojuegos, similares a los utilizados hoy en día en consolas como la Playstation 3 y Xbox, entre otras. Nuestro protagonista incursiona en ese mundo virtual empleando su inteligencia para desplegar un abanico de estrategias, algo que no hace más que maravillar a Graff, bajo la interpretación de un Harrison Ford que, si bien empieza en buena forma, va perdiendo solvencia y credibilidad en su personaje conforme avanza la proyección. Y he aquí otros de los puntos poco pulidos, el tema de las actuaciones. El papel mayoritariamente robótico que le toca a Asa no termina de convencer por lo forzado que se percibe. Pero probablemente el caso menos verosímil esté a cargo de Nonso Anozie, en una caracterización de un sargento casi caricaturesca, cuando en verdad debiera infundir respeto y temor en sus súbditos. Pero el gigante (mide más de 1,90 m.), con unos gritos que no guardan para nada relación con su expresión gestual, aparenta mostrarse más bonachón de lo que su puesto le ocupa.
La dinámica sufre altibajos y todo parece limitarse a secuencias en donde las prácticas son utilizadas para acaparar el interés del público, fallidamente dado su monotonía y falta de sorpresa aunque de gran factura técnica si nos remontamos a sus efectos especiales. El peso cae por completo sobre Ender, y el modo en que le llueven loas y elogios de toda índole actúa como inclinación hacia un mensaje más esperanzador y prometedor del que se tendría que volcar y reflejar para suscitarnos, al menos, un poco de nerviosismo.
LO MEJOR: los primeros minutos tienen mucha fuerza y enganchan.
LO PEOR: todo se cuenta de modo poco sorpresivo. Las actuaciones, la falta de tensión.
PUNTAJE: 4,7