Basada en el Best Seller de Orson Scott Card El Juego de Ender es otra excursión hollywoodense por las aguas de la aventura adolescente.
Dirigida por Gavin Hood, se nos propone la formación militar de un pre-adolescente desde la típica insolencia de todo joven hasta la rectitud de la doctrina.
Ambientada en un futuro que nos resulta familiar, la Tierra ha sido atacada por una raza alienígena conocida como los Formica. Para contrarrestar se ha formado una fuerza militar internacional (en donde claro, solo veremos estadounidenses) integrada por jóvenes en el frente de batalla a bordo de imponentes naves.
Ender Wiggin (Asa Butterfield) es una (muy) joven promesa, proveniente de una familia con capacidades militares pero rechazada por diferentes motivos, él parece ser todo un prodigio y a fuerza de habilidad logra entrar en el programa de formación para líderes militares comandado por el Coronel Graff (Harrison Ford) y la Mayor Gwen Anderson (Viola Davis).
Ender es un joven conflictivo, para terceros y para sí mismo, toda su capacidad es compensada con arrogancia y furia descontrolada que le juega en contra. Pero Graff está empeñado en convertirlo en el mejor de todos los soldados y para eso desoirá a la más compasiva y reflexiva Anderson.
Al igual que todos los jóvenes, Ender será sometido a una serie de pruebas y “juegos” para desarrollar y demostrar capacidades, y estas serán cada vez más complejas y peligrosas; hasta llegar a un enfrentamiento con un ex recluta Mazer Rackam (Ben Kingsley), suerte de tesis para graduarse.
Luego de una carrera como actor secundario en films de acción, Gavin Hood demostró tener pulso para la dirección con Mi nombre es Tsotsi; de ahí saltó al drama patroteril El sospechoso, recayendo en la fallidad X-Men Orígenes:Wolverine. El juego de Ender desarrolla la pirotecnia de la última (extrañamente no fue desarrollada en 3D) y el mensaje patriota del film con Jake Gyllenhall y Meryl Streep.
Los Formics parecieran ser una amenaza exterior al film, es poco lo que se sabe de ellos más allá de que parecen insectos; no es el campo de batalla lo que importa, sino la formación para lucirse n él.
Bajo esa premisa, los personajes lucen esquematizados, Ender es la promesa, Graff es el militar dispuesto a toda manipulación con tal de lograr su objetivo, Anderson es la voz de la conciencia, Valentine (Abigail Breslin) hermana de Ender es el refugio emocional; y Petra (Hailee Steinfeld) es la amiga y potencial romance.
En el trasfondo pueden escucharse premisas militares patrióticas de toda clase y el ritmo no parece decaer gracias a una cámara vibrante y una fotografía de planos inusuales. Pero en realidad la acción está estancada en un solo hecho, el entrenamiento, casi aprisionado en ese concepto de postas a lograr.
Ford y Butterfield (lejos de La Invención de Hugo) son lo mejor de una película que pareciera no terminar de despegar, que promete hasta el último segundo algo que, claro, finalmente no cumplirá.