La carencia de ideas en Hollywood viene a la alza. Y no porque tengamos algo en contra de las adaptaciones, pero fue hasta el boom mediático que representó Harry Potter, que todas las compañías de cine se dedicaron a la búsqueda de su gallina de los huevos de oro en novelas juveniles. La única que lo ha logrado medianamente es Lionsgate con Los Juegos del Hambre, y Summit, con su gran fracaso llamado Crepúsculo, lo intenta otra vez, ahora con El Juego de Ender, novela de ciencia ficción multigalardonada, escrita por Orson Scott Card que goza de una vasta legión de seguidores (quienes por cierto, la odian, de lo cuál hablaremos más adelante).
Ender es el tercer hijo de una familia que rompió las reglas.En un futuro post apocalíptico, la batalla contra los Formics, alienígenas que intentaron conquistar la tierra, la vida se ha vuelto dura para las familias. Sólo pueden tener dos hijos, y ambos, son enviados a temprana edad a una academia donde se les entrena para la nueva guerra que está por venir, la definitiva, donde se decidirá el curso de la raza humana. Ender es la mezcla perfecta entre la furia de su hermano y la compasión de su hermana, pero debe demostrar que él es la persona elegida para llevar a la victoria a su gente.
Los efectos especiales de la película están muy bien logrados, eso es innegable. El problema es que, como siempre se ha dicho, si la historia es la que sirve a los efectos y no al revés, la historia no pasa de ser una pintura hueca, bonita, pero hueca. Y es que, sin ir más lejos, parece que Asa Butterfield (Hugo), ha perdido todo su encanto y sólo se dedica a ser un robot, sin actuar. No he leído la novela, y si bien los comentarios de los fanáticos, aseguran que más de una vez el Ender de las páginas llegas a odiarlo, en ningún momento de la película se justifica su liderazgo, su ascensión al "poder" y la justificación de sus acciones, mas que la necedad de un Harrison Ford totalmente plano, que se empeña en decir que es el elegido sin explicar nada de la mitología que puede haber detrás de todo el universo de Card. Ni Hailee Steinfeld, ni Viola Davis, ni Ben Kingsley (aunque sí es el más decente de todos) logran conectar con el público ni logran contar la historia de modo que atrape, que genere emociones.
Fría, hueca, sin sentido. Todo eso en realidad se le puede atribuir a la dirección (Gavin Hood) y al guión. Si hubieran querido, hubieran podido dividir en dos la película y hubiera sido una adaptación más fiel (honestamente, estoy esperando que anuncien una versión extendida en DVD o BD para ver si así logran mejorar), muchos diálogos y metáforas sin sentido (que probablemente en el papel tengan mucho más ingenio), en la que nos pasamos casi 2 horas esperando entender algo de lo que nos quisieron contar. Por cosas así es por la que muchos autores han hecho bien en negarse a que sus películas sean adaptadas. Y por cosas así es por lo que premios de prestigio seguirán ignorando a la ciencia ficción.