El campo de los sueños
Las películas de corte deportivo no han tenido demasiada suerte en nuestro país. Ahora es el turno de este film protagonizado por Brad Pitt y basado en un hecho real.
El actor de El árbol de la vida encarna a Billy Beane, un ex beisbolista y Gerente General de los Oakland Athletics, quien tuvo la difícil tarea de sacar adelante a un equipo de beisbol pobre en recursos y resultados. En su odisea se ve respaldado por Peter Brand (Jonah Hill, el actor de comedias como Superbad) quien a través de un software de análisis de datos y estadísticas, buscará a los jugadores más “baratos” y con buenos rendimientos, que pasan desapercibidos y que fueron echados a la banca en otros equipos.
El juego de la fortuna es una película de más de dos horas que resulta agobiante si no fuera por el buen desempeño de Pitt; la convincente presencia (corta) de Phillip Seymour Hoffman, como el entrenador del equipo, y la de Jonah Hill, que es, lejos, lo mejor de la realización.
Entre apuestas, negociados, pase de jugadores, el film no ofrece mucho más que eso y pasea al espectador por varias décadas, dejando el claro que el juego es el que manda y que por él, el protagonista se puede distraer de los requerimientos de una hija adolescente que al final le dedica una canción.
El resto son números, negociaciones y un clima del que probablemente el espectador permanecerá ajeno, no porque no esté logrado, sino porque es un tema muy localista. El director Bennett Miller logró un contagioso romance en Capote, pero aquí ni el fervor ni la pasión por el deporte se transmite a la platea.