El estreno de esta película es un verdadero milagro de la cartelera argentina.
Por lo general las historias sobre deportes como el béisbol, el fútbol americano y el hockey sobre hielo no suelen llegar el cine, ya que tienden a tratar temas muy localistas de los Estados Unidos que acá no generan atracción.
Sin embargo, si el afiche de un film de este tipo muestra a Brad Pitt sentado en una tribuna, parece que la cosa cambia por completo.
Lo gracioso de esta situación es que de todas las películas sobre deportes que brindó el cine norteamericano en los últimos años, El juego de la fortuna es por lejos una de las más complejas.
La historia tiene que ver con el gerente de un equipo de béisbol que logró reconstruir un equipo y salvar a su club de la desaparición de las Grandes Ligas gracias al uso de sofisticadas estadísticas y promedios.
Tal vez en este punto se encuentre la mayor virtud del film.
El guionista Aaron Sorkin, ganador del Oscar por Red Social, junto a Steve Zaillian (La lista de Schindler) tomaron el libro de economía y estadísticas, “Moneyball” de Michael Lewis y lograron convertirlo en una interesante película que se expresa sobre el riesgo de animarse a romper los paradigmas de pensamientos tradicionales.
Creo que El juego de la fortuna va más allá del béisbol y si uno se atreve verla desde otro lugar puede encontrarle su atractivo.
La tarea que hizo Billy Beane (Brad Pitt) con los Atléticos de Oakland es la historia de un hombre que decidió pensar diferente e ir en contra de todas las reglas implementadas por el sistema para empezar a concebir esta disciplina con un enfoque fresco y distinto, que en este caso tiene que ver con la manera en que se construye un equipo de béisbol.
Sin embargo, creo que esta cuestión se podría aplicar en cualquier otro asunto de la vida que no tenga que ver con el mundo deportivo y eso es lo que convierte a El juego de la fortuna en una propuesta interesante.
De todas maneras creo como película deportiva tampoco está mal, ya que evita todos los clichés que suelen tener este tipo de producciones y retrata el otro mundo del béisbol que no se acostumbra a mostrar en el cine, donde el aspecto físico de un jugador cuenta más que su talento en el campo de juego a la hora de firmar un contrato.
Inclusive no sé hasta que punto las situaciones que vemos en este film sobre los pases de jugadores, los gerontes que dirigen los equipos y se niegan a aceptar propuestas de cambio, son tan distintas a lo que viven algunos clubes del fútbol argentino.
Por eso el tema de que este estreno es un film muy localista de los Estados Unidos por tratarse del béisbol creo que puede ser discutido.
Bennett Miller, el director de Capote, narra muy bien estas cuestiones con muy buenos momentos de humor y un gran elenco donde se destaca sobre todo Brad Pitt, pero brilla también Jonah Hill en un excelente trabajo.
Finalmente demostró que puede hacer otro personaje más allá del nerd modelo siglo 21.
El Juego de la fortuna es una película que deja varios temas para discutir y conversar después de la función y eso siempre se agradece cuando uno sale del cine.