La fuerza de las convicciones
Billy Beane fue en algún momento de su juventud una promesa de crack jugando al béisbol. Pero el destino le reservó otros caminos y años después, sentado en el sillón de manager de los Oakland Athletic, tiene que tomar una serie de decisiones para encaminar al equipo, sumergido en una profunda crisis. Decide entonces tirar por la borda los consejos de los "expertos" que reclutan jugadores y sigue ciegamente las estadísticas que le muestra un analista económico que comienza a trabajar para él; con esa información (y después de luchar contra numerosos obstáculos, como la tenaz oposición que encuentra en el director técnico del equipo) logra conformar un conjunto sin estrellas pero con un rendimiento espectacular, que lo lleva a los primeros planos y lo convierte en la sensación de la temporada.
Con estos elementos, el director Bennett Miller estructura un relato interesante a pesar de sus más de dos horas de extensión. El realizador escapa con elegancia de la trampa de hacer una más de las tantas películas "de deportes", porque no pone el acento en el desarrollo de los partidos ni en las acciones de los jugadores en el campo de juego; prefiere, en cambio, tomarse todo el tiempo necesario para pintar minuciosamente a los personajes y a las relaciones (generalmente complejas) que se desarrollan entre ellos. Y complementa el retrato del protagonista con la descripción de la relación que tiene con su pequeña hija y con su ex esposa (brevísima participación de la siempre correcta Robin Wright). No es tarea sencilla interesar a un público como el argentino (prácticamente ajeno al mundo del béisbol profesional) en los entretelones del armado de un equipo sumido en una crisis terminal, y además, hacerlo desde la óptica de un manager que debe lograrlo sin dinero y en base a estadísticas y áridos estudios numéricos sobre el rendimiento individual de cada deportista.
Miller logra su objetivo en parte porque deja muy en claro que lo que le interesa es contar la historia de alguien que se anima a pensar distinto y mantiene sus convicciones a pesar de los contratiempos, y en gran medida porque acierta en la elección del elenco; sobre todo, al confiar el papel protagónico a un actor sutil e inteligente como es Brad Pitt, un notable intérprete que ya hace tiempo demostró fuera de toda duda que es bastante más que una cara bonita.