A casi dos meses de su lanzamiento en los Estados Unidos, Columbia lanza una curva y estrena El Juego de la Fortuna, film supuestamente que se ingresa dentro del género deportivo pero que claramente se desmarca de los rótulos por no tener las típicas convenciones de esas películas, como las charlas emotivas antes del gran encuentro para penetrar en las fibras de los deportistas y los espectadors y los finales dramáticos e inolvidables cargados de esa adrenalínica tensión, solo por mencionar algunas.
El Juego de la Fortuna nos contará la historia real de Billy Beane, manager del modesto equipo de beisbol Oakland A's que luego de una mala temporada decide virar por completo su estrategia de contratación de jugadores al conocer al análitico e inteligente Peter Brand.
Es interesante destacar como en El Juego de la Fortuna se logra conformar un gran entreteniemiento por medio de un deporte que nos es totalmente indiferente a nosotros y cuyas reglas son totalmente desconocidas para la mayoría de las personas que asistan a verla. Esto fenómeno se da porque Bennett Miller se centró totalmente en el desarrollo "de la apuesta" de Beane, que en las reglas o en los momentos emotivos y dramáticos que pueden llegar a tener un evento deportivo perteneciente a cualquier disciplina. También, y sin dudas el principal motoro de la obra, es que el rol protagónico sea interpretado por Brad Pitt, donde el actor de Bastardos sin Gloria saca a relucir todo su carisma y versatilidad para demostrar una vez más que es un brillante y confiable interprete.
Al igual que en Red Social, El Juego de la Fortuna es escrita por Aaron Sorkin (en conjunto con Steven Zaillian) y es digno de analizar las similitudes que presentan ambos films, más allá de la velocidad a la que transcurren sus palabras. Red Social es "la película de Facebbok" aunque en realidad eso es la cascara, ya que el film de David Fincher representa mucho más que ese simplke rótulo simplista. El Juego de la Fortuna también cuenta con una mascara de ser "una película de deportes" algo que dista demasiado de lo que representa. en cierto punto y por momentos me hizo recordar a la brillante obra maestra de Cameron Crowe llamada Jerry Maguire, donde lo importante de la obra es la evolución de Jerry y los demás protagonistas y no los logros deportivos que se puedan conseguir. Ambos films se alejan de los prejuzgamientos con virtudes por centrar su fortaleza en el desarrollo de los personajes y sus relaciones, en vez de priorizar y contar solamente la premisa con la que parte de un comienzo. Es decir ambas obras tienen que mostrarnos el fenómeno del cambio, ya sea del mundo de internet o de un deporte, pero no se quedan en comentar solamente ese suceso, sino que se encargan de enriquecer la narrativa de acontecimiento con detalles que atañen a la historia y a los personajes principales, algo que la enaltece y la desmarca del resto de las propuestas que funcionan como mera descripción de un determinado hecho.
El Juego de la Fortuna no es simplemente una "película de deportes", hasta incluso quizá no lo sea, por las excelentes elecciones narrativas de su realizador y sus guiónistas y por la notable actuación de Brad Pitt.