Ingrato destino cinematográfico el de un villano como Jigsaw, que nació en un film de terror magistral, certero hasta la incomodidad por haber logrado captar la necesidad de morbo de millones de espectadores. Aquel comienzo en la excelente primera parte dirigida por James Wan no tuvo un buen derrotero posterior, se desdibujó en secuelas movidas únicamente por la acumulación de momentos shocker sin nada alrededor. Esta versión, en pobre 3D, no es ajena a eso.
El film comienza de la misma manera que sus antecesores: con víctimas de nuestro villano de marras, pero con el agregado de que la situación no ocurre en un sótano pestilente sino en una cabina de cristal ubicada en plena calle y ante la mirada de decenas de voyeurs. Acción. Splatter. Gritos. Corte.
Acción. Splatter. Gritos. Corte. Y así sigue la cosa, entre sketches de amputados y cuerpos destrozados, con un nivel de gore, eso sí, que supera a las anteriores películas y con el agregado de un 3D que, sin embargo, está lejos de provocar la sensación de cercanía, esa que sí logra y cada vez mejor la publicidad (para comprobarlo alcanza con llegar temprano a la función).
A Jigsaw lo tenemos aquí en algunos pocos flashbacks, destinados a contentar a los fans acérrimos de la saga, mientras que el resto de la acción se debate entre el psycho policía que sigue los pasos del asesino, el oficial que investiga los crímenes y la esposa de Jigsaw, especie de víctima perpetua de la situación.
¿Qué tiene Saw 3D para ofrecer? En términos estrictos de cine, nada, apenas una o dos escenas bien logradas gracias un trabajo desde el gore efectivo, que logra sacudir a los desprevenidos y que hasta moviliza a correr la vista a los amateurs del género. La factura narrativa es pobre, pobrísima, a años luz del film que dio inicio a la saga e incluso de las no tan desgraciadas segunda y tercera parte. Un villano como Jigsaw merecía un final acorde a su módica pero firme leyenda o, al menos, un ¿cierre? que ameritara tenerlo en cuenta como algo más que una de las peores secuelas de la saga.