Bienvenidos a Terrorlandia
Es difícil mantener la mirada ante la pantalla desde las primeras escenas. Con ritmo vertiginoso se muestra en detalle la sangre y las automutilaciones de las dos primeras víctimas de Jigsaw. Sí, el muñeco maldito sigue haciendo de las suyas aún cuando su creador está muerto. La trama continúa desde donde la anterior finalizó y los flashbacks para explicar el por qué de lo que acontece en este nuevo filme son abundantes.
La primera entrega de esta saga es todavía insuperable, pero vale decir que en este sexto episodio encajan varias piezas que en el anterior apenas se esbozaban y es de los más entretenidos hasta ahora. De todas formas el sentido de estas entregas apenas se justifican en la presentación de nuevos juegos, cada vez más sádicos y morbosos, y en la completitud de la historia de John/Jigsaw, sus motivaciones y deseos.
En esta ocasión la emprende contra los responsables de dar seguros médicos, tema por demás sensible en la sociedad estadounidense que todavía espera que la clase política haga algo al respecto, y en cambio deben contentarse con la ficcional venganza que el asesino serial emprende.
Mucha sangre y tripas, poco destacable desde lo artístico, sólo para seguidores del genero y morbosos curiosos. Y por supuesto, continuará...