Originalmente este estreno fue concebido como una precuela de la primera entrega de Saw pero afortunadamente los productores desecharon la idea y decidieron desarrollar esta historia como una película independiente.
Con esta producción los guionistas de El juego del miedo Marcus Dunstan y Patrick Melton intentaron repetir el mismo éxito que aquella serie pero los resultados son muy distintos.
Si bien El juego del horror es un film mediocre y pedorro que se apoya unicamente en escenas sangrientas para catalogarse como propuestas del género de terror, no tengo dudas que también va a tener su público.
Es decir, los que salieron contentos con la última entrega de Saw y sólo se engancharon con la historia de Jigsaw por el gore y la violencia este estreno es para ellos.
La película es cero creativa y la trama tiene más agujeros que un colador, pero para el que solo busca entretenerse viendo escenas ultra sangrientas y considera grandes producciones los filmes de Hostel, de Eli Roth se va sentir a gusto porque si la mirás por ese lado la verdad que no defrauda.Vas a encontrar lo que buscás.
En lo personal creo que si a las escenas sangrientas no se sustentan con un mínimo elemento interesante que logre engancharte con con los personajes el resultado final termina siendo un bodrio.
Saw funcionó porque más allá del gore que presentaba (especialmente en la tres primeras entregas) era una historia totalmente atrapante con un villano maravilloso como fue Jigsaw que resultaba apasionante por su ambigüedad moral.
No era un loquito que mataba por qué sí. Tenía un plan y sus víctimas no eran elegidas al azar.
El villano de El juego del horror, al que nunca llegamos a saber demasiado de él, es un híbrido pedorro entre Jason Voorhees y Jigsaw.
El tipo aparentemente colecciona gente muerta ¿Y?
¿De dónde salió? ¿Por qué se aparece en la casa donde se desarrolla el conflicto?
Son temas que nunca se aclaran ya que el director estaba más preocupado por retratar escenas violentas que contar un cuento.
Este también se maneja con trampas, pero la diferencia con Jiogsaw es que se involucra de manera directa a la hora de torturar a sus víctimas.
En realidad más que una película de terror el film parece un capítulo de Itchy y Scratchy (la parodia de Tom y Jerry de los Simpsons) sólo que acá son interpretados por humanos.
Más allá del gore y la violencia Marcus Dunstan no ofrece nada interesante en este debut como director.
El que tenga afición por el sadismo tal vez la disfruté más, a mi me pareció un bodrio que queda para el olvido.