No sé hasta qué punto podemos considerar el talento de Robert Downey Jr. como una cualidad versátil. Ya sea en su gran regreso con el fantástico Tony Stark o como el renovado Sherlock Holmes, sus papeles de ahora en más tienen ese cinismo y verborragia que el multimillonario vengador de la saga Marvel posee. En The Judge, Downey Jr. es un abogado bastante inescrupuloso y canchero, un Stark de saco y corbata, pero la fuerza dinámica de su actuación, sin un traje especial ni efectos por computadora donde esconderse, le ayudan a conseguir estabilidad en una historia pequeña pero con corazón.
Perteneciente a la veta de películas identificadas como courtroom drama, que transcurren en la totalidad de un juicio, The Judge se nutre de muchos tópicos de género para armar su trama: gran abogado de pueblo pequeño que regresa a su ciudad natal tras la muerte de un progenitor, un estilo de vida espectacular pero casi en ruinas, una mala relación con la familia y una gran lista de etcéteras comportan el exoesqueleto narrativo. El núcleo es el regreso del protagonista y la colosal batalla de egos entre él y su padre, un testarudo juez local que por primera vez en 42 años se verá del otro lado del banquillo, como acusado.
Entre el juicio y los encontronazos familiares transita el film de David Dobkin, director abocado a la comedia que demuestra que puede conducir un drama familiar con mucho pulso para que el espectador no se aburra en las más de dos horas que dura la película. Eso ya es mucho crédito para un género tan limitado y exclusivo, que se basa en muchos diálogos y exploraciones de carácter humano. De haber recortado y pulido un poco los condimentos extra de la trama que no van a ningún lado -esa relación pasajera que deviene en algo más con la moza interpretada por Leighton Meester es totalmente innecesaria-, el peso dramático del film hubiese estado más consolidado.
Hay un gran elenco detrás de la dupla principal -genial la sutileza trabajada de Vincent D'Onofrio y Jeremy Strong como los hermanos del protagonista, la siempre agradable Vera Farmiga como una ex-novia, la solidez de Billy Bob Thornton como el abogado opositor- pero el peso dramático de Downey Jr. y un inspirado Robert Duvall son la razón de peso para animarse al drama judicial. Ambos se entregan a la tarea de destrozarse verbalmente como dos personas que se callaron muchas cosas durante mucho tiempo, y los choques que tienen son dignos momentos para marcarlos cual rounds de pelea de boxeo. Aún cuando el guión los empuje a situaciones donde el drama está subrayado con una brocha muy gruesa, ambos salen airosos y con muchas chances para entrar a la carrera del Oscar en febrero.
Gracias a los colosos de Robert Downey Jr. y Robert Duvall es que The Judge sobrelleva sus limitaciones narrativas. Con mucho sabor a una historia dramática de Stephen King -ayuda mucho a pensar esto el hecho de que la música está conducida por Thomas Newman, compositor del clásico The Shawshank Redemption- y un gran elenco es como el film logra un visto bueno, donde sus lugares comunes no dañan.