Juez y parte.
A pesar de la escasa versatilidad de Robert Downey Jr., quien ya comienza a aburrir con su siempre simpático, sarcástico y carismático, pero notablemente invariable estilo de personaje, The Judge es una gran película; no por su protagonista en particular, sino por todo lo circundante, incluyendo la cinematografía, el resto del reparto y un guión sobresaliente.
Esta vez Robert no viste un traje de hierro ni ensaya deducciones asombrosas, pero aun así es súper: un súper abogado. No hay casi diferencias en el perfil de este exitoso legista y Tony Stark, o incluso Sherlock Holmes. Esto no quiere decir que el protagonista no posea complejidad, pero es una complejidad demasiado familiar como para que el espectador genere empatía. En ese aspecto, esta propuesta fue por lo seguro: apelar al carisma de un personaje ya probado exitoso. En todo lo demás, sin embargo, la película sorprende gratamente.
The Judge es un drama muy bien guionado, con una historia que se va revelando en detalle a lo largo de toda la narración, agregando sustancia al relato a medida que avanza la cinta. También es una película muy sólida en lo técnico, gracias al eximio trabajo de su director. Hay una gran variedad de recursos fotográficos y dos o tres tomas excelentes, de esas que ahorran palabras a la hora de entregar un mensaje. Las palabras que no se ahorran, por otro lado, son las justas. Los diálogos entre los protagonistas nutren la trama y completan la experiencia más que satisfactoriamente.
The Judge es una entrega muy por encima del promedio en su género. Es una historia sensible y muy bien contada, con altos estándares cinematográficos y una premisa fundamental: imprimir en el espectador un mensaje indeleble. Sin lugar a dudas lo logra.