[REVIEW] El Justiciero 2: Y se va la segunda.
“El Justiciero 2”, la secuela de la dupla Denzel Washington y Antoine Fuqua nos trae más fracturas, acción e intimidad, pero semejante a la primera.
Que mejor que con el auge que hubo con John Wick y Charlize Theron con Atomic Blonde (2017) llegase el ecualizador de problemas, Robert McCall, interpretado por el siempre estupendo Denzel Washington.
Lo bueno que tenía la primera película, que pueden ver en Netflix, era la simple estructura que la sostenía, con un ritmo que iba con la explicación del personaje. Luego, resolver algún problema de otra persona desconocida o conocida, para volver a explicar la situación del personaje, y otra vez resolver un problema. Todo atravesado por un trabajo a resolver que sirve como una trama principal que a la vez sostiene todo.
Obviamente con una gran dosis de acción que no genera bostezos en el espectador, lo cual en esta nueva parte la fórmula no cambia. Sigue el mismo director, Antoine Fuqua, que luego de su gran éxito “Training Day (2001)” ha hecho películas con más acción descerebrada que profundidad, como “Olympus Has Fallen (2013)” o “The Magnificent Seven (2016)”.
También continúa el mismo guionista Richard Wenk, quien se basa en los personajes de la serie de televisión homónima que duró de 1985 a 1989, creada por Richard Lindheim y Michael Sloan.
En esta segunda parte Robert McCall (Denzel Wshington) sigue impartiendo su justicia a golpes y rompedura de huesos, otorgándole ayuda a los explotados u oprimidos seres humanos, pero ahora se volvió mucho más personal para él.
La primera secuencia en un tren partiendo cabezas y huesos, marcando su cronometro y quedando frente a frente con el hombre al que fue a buscar, es el resumen de lo que uno espera de este film. Sin embargo “el justiciero” tendrá que resolver problemas más íntimos, lo que sería el aspecto que más aleja esta secuela con respecto a la primera. Anteriormente teníamos solo al personaje de Chloë Grace Moretz; ahora, en esta secuela, advertimos a actores y actrices como Orson Beam (Sam), Melissa Leo (Susan), Ashton Sanders (Miles) entre otros.
Podría haber más desarrollo en ciertos personajes, pero el simple relato del abuelo Sam, el vínculo con su amiga Susan, y el padrinazgo con el joven Miles, son historias que ya hemos visto pero aun así son efectivas. Algunas más que otras.
La crudeza de la violencia sobresale en la pantalla grande, con encuadres suntuosos por parte de Fuqua, que no tiene miedo en usar a su actor preferido, Denzel (en el cuarto film que colaboran juntos) para realizar tanto escenas de acción pura, como momentos oscuros y de introspección penetrante, que solo un actor como Washington pueden salvar.
Sin embargo los villanos que Robert McCall debe derrotar podrían haber sido mejor desarrollados, para que el desenlace del film no decaiga, y tener antagonistas a la par de McCall.
McCall tranquilamente podría ser parte de Los Simuladores pero mucho más agresivo, debido a la cantidad de sangre y fracturas que ha dejado, siendo este uno de los pocos factores de originalidad de la película. Además de una persecución en auto muy interesante, y del componente atmosférico que le otorga al clímax un toque diferente con respecto a la primera película.
Siendo la primera secuela tanto para Antoine Fuqua como para Denzel Washington ambos salieron bien parados. No se arriesgaron, cumplieron con su cometido y con lo que saben hacer. Si les gustó la primera, “El Justiciero 2” también les parecerá interesante y muy entretenida.