La acción es buena, lástima tanta sensación de déjà vu
Más allá de que se inspira en una serie de TV de los 80, el principal problema de "El justiciero" es que se parece demasiado a demasiadas películas. Está muy bien filmada, pero la sensación de déjà vu es casi permanente.
Denzel Washington es un hombre con un pasado, que vive una vida tranquila y más bien solitaria, que se ve interrumpida por el encuentro casual con una joven prostituta explotada por terribles mafiosos rusos. Nuestro héroe no es el tipo de persona que puede quedarse indiferente ante ese tipo de maltrato, y en principio intenta interceder con los proxenetas por las buenas, ofreciendo pagar un rescate por la chica. Eso no funciona y entonces empieza la esperable masacre de rusos, dado que el protagonista es algo así como un superagente retirado que puede liquidar un ejército él solo.
Claro que por otro lado la mafia rusa no perdona, y mandan a sus más terribles asesinos para que exterminen a quien se atrevió a complicarles sus negocios.
Denzel Washington si bien actúa más que sólidamente, hace un personaje que perfectamente podría intercambiarse por el de varios de sus muchas películas de acción, detalle que no ayuda precisamente a darle mayor originalidad al asunto. Incluso una excelente actriz como Chloë Grace Moretz está bastante desaprovechada en su rol de víctima de la trata de personas, y otro buen actor que podría haber aparecido más en un personaje secundario es Bill Pullman. En cambio. el que se roba la película como un implacable asesino ruso es Marton Csokas. En realidad todo lo que tiene que ver con la mafia rusa es lo que le da mayor interés a esta película que por otro lado, con más de de horas de proyección, se vuelve excesivamente larga.
Eso sí, las escenas de acción y ultraviolencia están formidablemente filmadas gracias a la conocida pericia de Fucqua, el director de grandes films como "Asesinos sustitutos".