Hacer lo correcto
Sin la hiperquinesia de Tony Scott, pero con un personaje calcado de aquella Hombre en llamas, el retorno de Denzel Washington al cine de acción significa por un lado un reencuentro con el director Antoine Fuqua -tras trece años de ausencia desde Día de entrenamiento- para poner en marcha el mecanismo de la remake que tantos buenos resultados ha dado a Hollywood.
Esta vez el modelo a seguir no es otro que la serie The Equalizer, que se emitiera allá por el año 1985 y con una seguidilla de episodios que comprendieron cuatro temporadas hasta 1989. El protagonista de la serie era Edward Woodward, en el rol de Robert McCall, ex agente de la Cia y entrenado por fuerzas paramilitares que interviene en asuntos domésticos como una suerte de justiciero o vigilante, cuando la injusticia de los débiles resulta insoportable para su escala de valores. Washington encarna a la perfección a este McCall afroamericano, quien se desempeña como empleado en una carpintería y pasa sus noches en un bar, acompañado de un buen libro y un saquito de té propio. McCall es austero y hombre carismático, aunque no muy hablador. Su metódica conducta indica autodisciplina y muy fácilmente puede advertirse un pasado que prefiere olvidar, cuando no ocultar mediante su pantalla de trabajador común.
Sin embargo, una de esas noches de lectura conoce a una prostituta joven, de acento ruso, a quien no tarda en sacarle la ficha y descubrir que trabaja para una red rusa no por gusto y que su destino depende de un proxeneta violento y despiadado. La primera injusticia con el débil, en este caso la chica tras recibir una fuerte golpiza que la deja en el hospital por negarse a atender a un cliente despreciable, despierta en McCall al justiciero y vigilante nocturno dormido.
La decisión de intervenir y malograr los planes de la mafia rusa, enquistada en pleno corazón de Norteamérica bajo la complicidad corrupta de la policía local, abre el plano a la llegada de un antagonista: el despiadado Teddy, mercenario cuyo objetivo es recuperar el orden para que la mafia continúe con sus negocios y aniquilar a McCall.
Protagonista y antagonista, entonces, toman el control de film en un derrotero básico de presa y cazador que por supuesto, promediando la etapa final, cambiarán de roles mientras una ola de violencia y muertes de terceros se desata en el escenario elegido para que la puesta en escena sea lo suficientemente efectiva al lucimiento de Washington y su frialdad a la hora de empuñar un cuchillo, un revolver o hasta un sacacorchos.
Los puntos fuertes de este entretenido thriller lo constituyen la buena elección del villano interpretado por Marton Csokas, a veces como caricatura de sí mismo al mejor estilo comic, la presencia de la ascendente Chloe Grace Moretz, en el rol de prostituta rusa y, por supuesto, Denzel Washington en un papel a su medida.
Sin mayores pretensiones que la entrega de un film pasatista, que por momentos busca crecer en aspectos dramáticos y desarrollar más intimidad en sus personajes para contrarrestar el vértigo de la acción física, El Justiciero se deja ver no sólo como entretenimiento sino como un buen y esperado retorno de la dupla Fuqua-Washington.