Gente como uno
David O. Russel es un meritorio director, ya nos había conmovido con "El Ganador" (The fighter, 2010) donde ofrecía la conflictiva relación entre dos hermanos, uno devenido en leyenda y arruinado por su adicción al crack y el menor como un campeón en carrera, que peleaba no solo arriba del cuadrilátero sino con los fantasmas de su hermano casi irrecuperable, también había una familia opresiva con una madre sofocante y siete hermanas insoportables, un pueblo exigente, y el amor de una chica que no se quedaba atrás en sus influencias sobre el boxeador. Pelear contra duros contrincantes, y hacerlo contra las vicisitudes cotidianas a veces es casi lo mismo.
En cierto punto este realizador retoma algunos conceptos que parecen una constante en su cine, aquí Pat (Bradley Cooper) sale de una institución psiquiátrica para retornar a casa de sus padres (Robert de Niro estupendo, como hacía rato no lo veíamos, y la madre Jackie Weaver, que define más de una escena con su intensa y bella mirada), obsesivo quiere recuperar a su ex-mujer que lo engañó, y a cuyo amante, Pat molió a palos.
Conocerá a Tiffany, chica "guarra" del barrio con otro cargamento personal de pálidas personales, y entre ellos se formará un vínculo extraño que permitirá "quizás" apreciar ese costado luminoso de la vida que suele estar en la vida de muchos en permanente oscuridad.
En definitiva todo redondea una historia de amor, ni más ni menos.
Si en el pasado la gente se conmovía con pelis que aún se recuerdan como "Angustia de un querer" (Love is a many splendored thing, 1955) o "Algo para recordar" (An Affair to Remember, 1957), y en los 90 funcionaba con "Sintonía de amor"(Sleepless in Seattle, 1993), hoy 2013 porqué no habría de funcionar con una historia como ésta..??
Párrafo aparte para Jennifer Lawrence (Tiffany), cada vez más actriz, cada vez más atractiva y absoluta, y con terrible afano de toda la peli.