Aborda temas como: los trastornos afectivos, la bipolaridad, las manías, entre otros, donde los espectadores hallarán el lado bueno de las cosas.
Esta es la adaptación cinematográfica de la novela “Silver Linings Playbook” (sería “El libro de jugadas Silver Linings”) de Matthew Quick, fue lanzado al mercado en el 2008 y es llevada al cine de la mano de David O Russell (“The Fighter”-“El ganador, 2010”- está había obtenido siete nominaciones para los Premios Oscar 2011). Y en este nuevo trabajo nuevamente logra ocho nominaciones, ya obtuvo un Globo de Oro a la Mejor Actriz Jennifer Lawrence (con tan solo 22 años, actriz de “Lazos de sangre”), y Screen Actors Guild Awards.
Se centra en parte de las vidas de dos seres marginados, por un lado está Pat (Bradley Cooper),un docente, que regresa a la casa de su infancia, no se encuentra del todo curado y cree que estuvo ocho meses en esa institución mental (fue más tiempo). Su madre Dolores (Jacki Weaver) es quien decidió sacarlo con el compromiso que continúe con su terapia y llegan los reencuentros con su padre (R de Niro), entre otros personajes.
El espectador no tarde mucho en descubrir sus crisis, en la primera noche en horas de la madrugada irrumpe en la habitación de sus padres para hablarles del libro de Ernest Hemingway que se encuentra leyendo y exponerles sus conclusiones. Él a pesar de todo no ha podido olvidar a su ex esposa Nikki (Brea Bee) y piensa solo en recuperarla, a pesar que fue engañado por esta, ese fue el día que estalló al descubrirla con su amante en la ducha.
Lucha por mejorar, realiza ejercicios, trota por la calle envuelto con una bolsa de consorcio, lee y concurre regularmente a su terapeuta un personaje muy especial el Doctor Cliff Patel (Anupam Kher), quien en distintas secuencias le da el toque apropiado. Van surgiendo otras situaciones y ahora sabemos que Pat está diagnosticado como “bipolar no diagnosticado”.
En una cena con su amigo Ronnie (John Ortiz) y su esposa Verónica (Julia Stiles), Pat conoce al otro personaje de la historia, Tiffany (Jennifer Lawrence), que también sufre algunos trastornos después de la muerte de su marido, ha perdido su puesto de trabajo y uno de sus desahogos es la danza. Ellos no tardan en relacionarse, pasan gran parte del día juntos y se va entrelazando el drama con la comedia romántica, pese a la angustia y a sus condiciones mentales, ellos desean ser aceptados por la sociedad.
Nos vemos enfrentados a problemas actuales, cuestiones complejas, y nos permitimos pensar y reflexionar a través de las muy buenas interpretaciones de Bradley Cooper y Jennifer Lawrence, quienes además tienen muy buena química, llena de escenas interesante, buenos diálogos y un momento atractivo y con un poco de tensión cuando bailan al estilo de la serie “Dancing with the Stars” o estilo de la película “Dirty Dancing”, y además de cómo termina este desenlace.
La trama le da un lugar al baile, al deporte y las apuestas, llena de mensajes positivos, con una muy buena musicalización temas de Led Zeppelin, Bob Dylan, entre otros; los personajes a la medida de Jacki Weave y Robert DeNiro, le aportan mucho al desarrollo de la historia, y los personajes secundarios se destacan y ofrecen diferentes toques. El director sabe darle buenos climas, diálogos inteligentes y tiempos, y en algunos párrafos esta el desamor, la histeria y la empatía. Su final puede resultar algo convencional.