Hoy se estrena en los cines El Lado Salvaje. Película argentina dirigida por Juan Dickinson y protagonizada por Vanesa González y Osmar Núñez. Un proyecto que deriva de un documental del mismo director, Los perros del fin del mundo (2019), donde se aborda la problemática en la provincia de Tierra del Fuego del avance de los perros asilvestrados sobre la producción de ganado ovino. Más tarde volveremos al documental, pero mientras, les cuento de qué va esta peli.
Clara (Vanesa González) se fue hace veinte años de la estancia familiar arrastrando rencores y el dolor por la muerte de su madre. Hoy regresa a causa del deterioro de la salud de su padre, Daniel (Osmar Núñez), advertida por la actual pareja de él. De este modo, acompañada por su familia, Clara se rencuentra con la estancia patagónica (que la vio crecer) también deteriorada, como el resto de las haciendas vecinas, por la merma de la industria ovejera provocada por los perros silvestres.
El film se plantea como un thriller, avanzando a partir de la trama secundaria: uno de los empleados de Daniel, Aldo, es atacado por una perra y llevado al hospital. Como en trance, este hombre desaparece en pos de la búsqueda implacable de venganza. Los peligros se multiplican: los perros acechando, el loco suelto, la hija pequeña de Clara jugando por los bosques desprevenida. Mientras, y por momentos casi ajenos a la intemperie que los acosa, los protagonistas intentan acercarse y restablecer vínculos.
Demasiados flancos abiertos para una película de hora y media. Considero que la temática perros salvajes, más el increíble ambiente de hacienda venida abajo en medio de paisajes tenebrosísimos, debería dar para más. No se resuelven bien las líneas narrativas, con tanto para contar, no hay tiempo para el desarrollo de nada.
A raíz de la intriga que me causó el tema de los perros en El Lado Salvaje vi el documental. Me parece muy interesante la problemática socioambiental que desemboca en este conflicto con los perros. Claramente este tema es el que garpa y no lo supieron aprovechar. Los perros, en la película, no parecen salvajes y de hecho en el documental la teoría es que los perros no son salvajes, son asilvestrados temporarios, animales que fueron abandonados, o no, o solo vagan por la ciudad gracias a la desidia de sus propietarios, y recuperan su “instinto ancestral de matar” porque tienen hambre, luego vuelven a ser chuchitos copados.
Esta situación es un poco el diagrama de personaje de Clara. La hipótesis contada solo en el documental se asocia con la protagonista que, en principio, se va a vivir a capital (civilización), incluso tiene alumnos, por lo que se puede suponer que es maestra de algo, y vuelve a la ruralidad inicial donde los conflictos la rencuentran con su lado salvaje, de esta manera lo da todo y puede salvar su situación familiar, para luego (tal vez) volver a la civilización, o no. Incluso hay paralelismos en imágenes entre la perra y Clara que son muy interesantes, podrían dar cuenta de este juego metafórico si el asunto de los perros estuviera contado en la película. Pues no.
La conclusión es que podrían haber ahondado en el tema socioambiental más profundamente y no lo hicieron, pero tampoco hubiera hecho falta si se jugaban por el thriller y los perros al menos dieran miedo. Se quedaron en el medio y, para mí, ese fue el problema.
Con respecto a las actuaciones, están bien, nada más. Los personajes son poco creíbles y eso no siempre tiene que ver con la caracterización sino con las puestas en peligro que inician los conflictos, muchas veces se plantean inverosímiles para personas que vivieron rodeadas de naturaleza extrema toda la vida. Es una película que llevó ocho semanas de rodaje, con un director que no es principiante y, al parecer, cuatro guionistas…
Por mi parte no me la creo y considero que podrían haber dado más.