Un hombre desesperado entra a la casa de un terapeuta con una historia, dice no ser el culpable de haber matado a sus hijos, también tiene una extraña obsesión con los armarios. Así de livianita comienza Boogeyman: niños, muerte, sangre. Will Harper (Chris Messina) es el terapeuta, está atravesando el duelo por la reciente muerte de su esposa y eso lo mantiene un poco alejado de la relación con las hijas que, a la vez, sobrellevan el dolor por la muerte de su madre con algunos problemas. Conflictos adolescentes en el caso de Sadie (Sophie Thatcher), la más grande, y miedos nocturnos en el caso de Sawyer (Vivien Lyra Blair), la menor. Después de la visita de Lester al consultorio, en la casa de los Harper, la pequeña Sawyer comienza a experimentar el acoso de algo que no puede explicar. Es así como Sadie aborda la investigación del caso de la familia Billings e irá descubriendo que esos miedos, aunque la terapeuta de su hermana menor los trate como imaginarios, son reales. Esta nueva película de terror casi no tiene nada de nueva, sin embargo, con motivos ultra repetidos, logra ser efectiva. Tendrá que ver con la dirección de Rob Savage (Host), quien consigue una buena ambientación en cuanto a lo visual y no abusa de los efectos sonoros que en las últimas películas del género fuerzan el susto. Con un comienzo fuerte respetando la estructura que propone “El Coco” de Stephen King (cuento en el que se basa este film), el resto de la película se irá cocinando lentamente entre los problemas de comunicación de Will, la tensa relación de Sadie con sus amigas y los miedos de Sawyer. La adaptación estuvo a cargo de un grupo de escritores y el guion final es de Mark Heyman, premiado por El Cisne Negro (2010). En ellos recayó el desafío de crear una historia secundaria con réplicas de la mística original y creo que, hasta cierto punto, lo logran. El problema últimamente son los monstruos, qué difícil. En el cuento, del año 1973, es una cosa con cabeza de espantapájaros y bueno, ya sabemos que esto se reiteró muchísimo en el cine de terror, por suerte hace un tiempo no lo vemos. Este Coco es más humano, tiene que ver con la rescritura del cuento, sin embargo, cuando se logra ver… no lo sé, Rick. Las actuaciones están muy bien, sobre todo Vivien Blair (la pequeña Leia de Obi Wan Kenobi), vuelve a conseguir esa mezcla de ternura y coraje en una historia sin demasiadas vueltas, que alcanza al espectador con algunos sustos genuinos, además de entretener.
Julie y Daniel Rivers acaban de mudarse fuera de la ciudad a un caserón cerca del lago. Están en plena refacción mientras Daniel (Guy Burnet) intenta consolidar su nuevo trabajo como profesor universitario y Julie (Melissa Barrera) transita el último trimestre de embarazo trabajando como anticuaria. Uno de los problemas que intentan resolver es el inminente derrumbe del piso del baño. Es de esta manera que uno de los albañiles encuentra en las tuberías una inquietante pulsera. Entregada de inmediato a Julie, con tintineantes dijes dorados y algunos susurros, termina en la muñeca de ella la misma noche en que irán a una fiesta de presentación del ámbito académico al cual Daniel quiere pertenecer. Todo va muy bien, parecen ser una pareja sólida, feliz con sus trabajos y la llegada de su primera hija, cuando en el lugar alguien le pregunta a Daniel si tienen más hijos y este responde que no. Esto enoja a Julie, porque si bien la mudanza supondría un nuevo comienzo, no estaba dispuesta a dejar ir el recuerdo de su anterior hijo, motivo por el que, además, ella había pasado un tiempo de inestabilidad mental. Julie termina en el hospital luego de un accidente en las escaleras hacia su cuarto. No solo presenta un desprendimiento de la placenta por la cual deberá guardar reposo absoluto, sino que también muestra síntomas de shock. Algo la había asustado lo suficiente como para paralizarla. Así comienza la cuenta regresiva hacia el parto. Encerrada, sin poder moverse, experimentará las ansiedades del parto y el regreso de los traumas del pasado empujados por experiencias sobrenaturales que pondrán su salud mental en conflicto, su relación con Daniel también. Julie dará batalla para protegerse a sí misma y a su bebé al mismo tiempo que la casa contará su historia. Estos son los condimentos para el clic en una granada de mano: un caserón en ruinas apartado de la ciudad, un hijo del que todavía no sabemos qué pasó (pero no está), una pulsera susurradora y un embarazo avanzado. Podría explotar, pero… No Descansarás es el primer film de Lori Evans Taylor, también guionada por ella. Sin variación alguna en la fórmula universal para las películas de casas embrujadas, sostiene la tensión en base a sustos que se activan con sonidos y primeros planos. El punto de estrés es esa madre embarazadísima que debe mantener la calma y no puede, protagonizada por la chica del momento (Melissa Barrera), quién dejó la pantalla encendida luego de la última Scream y mantiene una actuación irreprochable, muy bien acompañada por Burnet y Edie Inksetter (enfermera y cuidadora de Julie), pero que no alcanza para generar terror. En fin, como película de terror es un mejor thriller psicológico. Con buenas actuaciones, si no llevás muchas expectativas de asustarte, entretiene.
Gabriele Amorth era abogado, era periodista, era teólogo, nunca fue Batman, pero sí fue exorcista principal del Vaticano. Para 2010 había declarado setenta mil exorcismos en su haber y más de veinte publicaciones con anotaciones personales sobre los casos, incluyendo testimonios y detalles sobre los rituales llevados a cabo en sus funciones. En base a estas historias El Exorcista del Papa seguirá el caso de Julia y sus hijos. A un año de perder a su esposo en un accidente de auto, esta mujer emprenderá una mudanza desde Estados Unidos a España con el fin de restaurar y poder vender lo único que les quedó de herencia: una abadía en ruinas. Va acompañada de una hija adolescente con problemas de actitud y un hijo pequeño que no habla desde la muerte de su padre. Entre tanto cliché, dos obreros dan con un extraño sello en la pared y al querer desenterrarlo explota todo. Los contratistas deciden irse porque, como ya sabemos, soldado que huye sirve para otra película; por tanto, dejan a la familia sola, pero no tan sola, en compañía del demonio, que en realidad lo que necesita es que llamen al padre Amorth (Russell Crowe). En medio de levitaciones y huesos crujientes en posiciones extravagantes, motivos típicos de este subgénero del terror, esta película también nos cuenta una innecesaria rescritura fantástica sobre la historia de la inquisición, que, de paso, aligera un poco de cargas a la santa institución. Nada nuevo bajo el sol, por supuesto son dos mujeres las mandaderas del diablo, las encargadas eternas de generar culpa en los hombres. Al menos esta película nos deja una salvedad: por fin Hollywood se olvida por un rato de hablar el inglés con tonada extranjera y Crowe parla italiano, no toda la película, pero gran parte de ella. Al principio suena medio raro, pero después se acostumbra el oído y va muy bien; no pasa así, en absoluto, con el doblaje de los poseídos. El director de El Exorcista del Papa es Julius Avery, también a cargo de Overlord (2018), una producción de JJ Abrams, con temática thriller paranormal que me había gustado mucho. Por eso esperaba sentir miedo; sin embargo, me causó gracia. La intención pareciera ser recrear el espíritu chistoso de Amorth en un ambiente a medias gótico que represente su trabajo y es esto, por momentos, en conjunto con Russell Crowe, lo que salva la película. Es decir: no digo que esté logrado, pero entretiene. El resto del tiempo es un film exagerado, poco creíble, de las que uno dice malas, pero que se dejan ver.
Peter Miller (Hugh Jackman) lleva la vida que deseó junto a Beth (Vanessa Kirby) y su hijo menor recién nacido, mientras en su trabajo está por dar el paso hacia el logro laboral que esperó por mucho tiempo. En este contexto es que aparece Kate (Laura Dern), su ex esposa, con la noticia de que Nicholas, el hijo de ambos, ha dejado el colegio después de un mes sin que nadie supiera en dónde pasaba esas horas. Este hijo descarriado está representado por Zen McGrath y es un adolescente melancólico, problemático en ese sentido, no habla mucho, está resentido por la separación de sus padres y, por momentos, es bastante aterrador. Cuando Peter intenta hablar con el chico sobre el asunto de la escuela, éste le pide ir a vivir con él para poder estar cerca también de su hermano menor. Peter acepta movido por la culpa y la distancia que se generó a raíz de que él dejara a Kate para estar con Beth. A su vez, Beth no está del todo convencida de que Nicholas y sus problemas arriben al nuevo hogar y cohabiten con su bebé recién nacido; sin embargo, no le quedará otra que aceptar y en esa convivencia comenzarán a entenderse y desentenderse también. Este drama analiza los deseos, las separaciones y sus consecuencias, así como también profundiza en las relaciones padres/madres e hijos y la convivencia con problemas de salud mental. Sigue la línea de su predecesora El Padre (2021) protagonizada por Anthony Hopkins y Olivia Colman, con dos premios Oscar en su haber: mejor actor para Hopkins y mejor guion adaptado para Christopher Hampton y Florian Zeller, quienes también estuvieron a cargo de la adaptación de El Hijo. Además, Zeller es el creador y director de ambas historias, lanzadas primero como obras de teatro y desde esa plataforma adaptadas para cine. El Hijo, como vemos, cuenta con un elenco de actores tremendo, pero es, sin dudar, Hugh Jackman de quién no se puede apartar la mirada. Por otro lado, Zen McGrath, en su papel de adolescente atormentado no logra convencer del todo, pero sí sostiene, excelentemente respaldado por las escenas complementarias y el trabajo de edición, el suspenso y la tensión en niveles altos. Lo que baja el punto es la comparación con respecto a El Padre, aquella dejó una vara muy alta que El Hijo, con una trama más lineal y menos rebuscada, algunos golpes bajos, e incluso con excelentes actuaciones, no llega a alcanzar. En fin, cosas que pasan en la vida real y también en el cine. La conclusión es que El Hijo se trata de una muy buena película con una temática complicada de abordar. Recomendada, pero no apta para personas demasiado sensibles.
A un año de haber sobrevivido a la matanza de Woodsboro 2022 (Scream V) las hermanas Carpenter vuelven a la acción. Mudadas de su pueblo natal a Nueva York, donde comparten departamento con los gemelos sobrevivientes de la V: Chad y Mindy, Sam (Melissa Barrera) no logra superar el trauma y el acoso provocados por las historias conspirativas que la acusan de haber planeado los eventos del año anterior. Mientras ella intenta superar la situación con terapia, Tara (Jenna Ortega) se esfuerza por retomar el camino hacia una “vida normal”, por lo que en pleno Halloween decide ir a una fiesta con sus amigos. Y claro, las fiestas son un punto complicado en esta franquicia. Pero la película no comienza en esa instancia, Scream VI rompe con los inicios tradicionales de la saga pues cambia de locación y esto se ve desde el minuto uno. La cuestión es que una profesora especializada en films slasher es asesinada y al mismo tiempo Tara, ajena a la situación, está harta de que su hermana mayor la sobreproteja. Sin embargo, lo que en un principio parece un terror infundado de Sam luego se hace realidad porque en este contexto suena el teléfono… ¡Chan! ¿Cuál es tu película de terror favorita? Se suman al grupo de compañeros de departamento y, por lo tanto, también a la lista de sospechosos: Anika (la novia de Mindy), Ethan y Quinn. Esta última más cercana a Tara e hija del policía Wayne Bailey (Dermot Mulroney), quien estará a cargo de la investigación sobre el asesinato de la profesora de cine. Los que vuelven: Gale Weathers (Courteney Cox) sigue siendo periodista, y las sagas de Stab, las películas basadas en su libro “Los asesinatos de Woodsboro”, siguen sumando fans desquiciados. También regresa a dar pelea, a pesar de tanta puñalada, Dewey Riley (David Arquette), ahora ex sheriff, y Kirby Reed (Hayden Panettiere), sobreviviente de Scream IV y actual agente del FBI. La gran faltante es Sidney Prescott (Neve Campbell), de verdad me hacía falta escuchar a Ghostface decir su nombre. Sin embargo, esta secuela de la remake-secuela, como la llama Mindy, sin dudas es una de mis preferidas. Comienza con una escena nueva que hace renacer el suspenso perdido en la repetición y al tener un poco menos humor suma intensidad. Hay cambio de locación, subte y escenas con inmejorables puntos de tensión. Por otro lado, mantiene la histórica discusión sobre el cine de terror psicológico versus el terror pochoclero y también la ronda de evaluación de los posibles asesinos en base a las leyes de Stab. Tampoco faltará la revelación pre final, esta vez será laaarga. Los viejos héroes mantendrán su espíritu intacto y que haya vuelto la chispa de Kirby me emociona. Por sobre todo este Ghostface está más rápido y preciso, recuperó el distorsionador de voz, tiene todo el fetiche fandom encima y buscará que a Sam se le despierte el ADN asesino heredado de Billy Loomis. Debo admitir que esta vez, aun sabiendo donde buscar, no lo vi venir del todo y que la dupla Barrera-Ortega la rompen. También hay historias de amor. ¡Qué más se necesita!
Juan Conte (German Palacios) es un escritor reconocido, ateo y erudito en temas religiosos. Empeñado en demostrar que la religión judeocristiana no supera las pruebas de la veracidad se ve afectado por un problema de salud que lo envía al hospital. Tras ser operado conoce a Miriam (Victoria Almeida), una enfermera con la que comienza a salir. En medio del romance, y al mismo tiempo que conocemos la historia de él (pero no la de ella), un director de cine porno (César Bordón) acecha al escritor. La sangre se espesa cuando Miriam lo invita a descansar unos días en su casita de la costa. Esta película dirigida por Daniel de la Vega y ambientada en 2022, antes del mundial y con Messi en el PSG, toca temas como el fanatismo y la locura. Además, es excéntrica y lo justifico: hay una exageración típica del cine clase B y las películas gore, pero esta vez con una estética mucho más refinada y que, sumado al formato de 48 cuadros por segundo (con su mayor nitidez), componen un producto sólido y de mejor calidad de lo que estamos acostumbrados a ver en el género. Me llamó la atención la ausencia de banda sonora en algunas escenas, es una decisión arriesgada para un thriller, por lo general la música de fondo marca el camino del suspenso y tensiona al espectador; sin embargo, en El Último Hereje el silencio funciona muy bien gracias a la estética de la que hablé antes y a su impacto altamente visual. Con abundantes rojos, tanto en el vestuario y maquillaje de Miriam como también en el departamento del director de cine porno, la primera parte del film mantiene la mirada atenta y anticipa la peripecia posterior que pondrá en crisis las convicciones del protagonista. Con una sola objeción: el artificioso doblaje de pisadas llega a exasperar. Destaco la actuación de Victoria Almeida que, a mi parecer, supera a todo el elenco de actores ultra reconocidos. Siempre me quejo de los diálogos en el cine nacional, pues esta vez están muy bien. En ciertos momentos puntuales pueden pecar de un acartonamiento erudito que si bien construyen personaje quedan excesivos en la conversación. El único “pero” para El Último Hereje es que la línea narrativa, a mi consideración, no es lo suficientemente clara. Por momentos no se sabe bien hacia dónde va la historia y para mantener un buen suspenso siempre es mejor que el motivo sea claro. No vamos a condenarla por eso ya que el cine Hollywoodense está atiborrado de películas sin el menor sentido de la historia, por lo tanto, amadores seriales de thrillers con gore pueden ir tranquilos a verla que les va a gustar mucho; la dirección, los encuadres, la fotografía, los efectos y el maquillaje en las escenas sangrientas son realmente buenos. De yapa El Último Hereje cuenta con una escena final donde religión y monstruosidad aparecen combinadas de manera adorable. Ojalá puedan ir a ver esta peli que tiene todas las vibras de culto.
Esperando la quinta entrega de The Evil Dead, o Diabólico (como la titularon en Argentina), me vi Ofrenda al Demonio y se las cuento. Un tal Arthur (Nick Blood) que venía peleado con su padre judío jasídico por casarse con una chica goy, decide hacer las paces y viaja con su esposa embarazada a Brooklyn con la intención de reconciliarse para obtener un favor. En este contexto llegan a la casa familiar de su infancia, una funeraria donde se está velando a Sarah, una nena que había desaparecido y fue encontrada muerta. Pero esto no es todo, la cosa se pone realmente turbia cuando por la noche traen un nuevo cuerpo. El muerto es Yosille, un académico que habiendo perdido a su esposa decide revivirla y en una confusión en vez de negociar con el arcángel de la vida conjura a un sheidim. Pues, ¿qué es un sheidim? Hay muchas historias para esto, la que me llama la atención dice que son criaturas sin cuerpo, fueron creadas con el fin de ser humanos y al llegar el sábado (día de descanso) Dios no los completó. Esto les da la posibilidad de adoptar fisonomías fantasmagóricas según los miedos o deseos de sus víctimas. No hay forma de deshacerse de un sheidim, Yosille lo sabe, pero encuentra la forma de contener un ser incorpóreo atrapado dentro de un cuerpo humano. La película sugiere que este sheidim es femenino y se puede vincular con Abyzou, un demonio del folclore de Oriente Próximo y Europa vinculado a los abortos y sacrificios de niños. El problema es que a Yosille le fallan los cálculos y no prevé que después de muerto su cuerpo irá a una funeraria y será despojado de sus amuletos. ¡PUM! Nada mejor para un demonio que se alimenta de niños encontrarse liberado en una casa con una mujer a punto de parir y sabor a no kosher. Esta película de terror paranormal dirigida por Oliver Park promete sacrificios, fantasmas, demonios, niños muertos y por morir, incluso comienza con una muy buena escena, para luego ir desintegrando expectativas con personajes que desencadenan “el infierno” en base a acciones tontonas y poco justificadas, para llegar a un final que no está tan mal, pero con gusto a muy poco.
El próximo 2 de febrero se estrenará esta peli que, como dice su nombre, trata sobre la bestia mítica norteña: Ucumar. ¿Es un oso, es un pie grande, es un humano con barba? No, es el Ucumar. Fin del chiste. La historia va así:Dos biólogos y un fotógrafo viajan a Metan (Salta) en la búsqueda del oso andino, una especie que habita en los países limítrofes pero que nunca se ha visto en la selva salteña. Durante la primera incursión encuentran una pisada extraña que concuerda con el tamaño del oso en cuestión, aunque con algunas diferencias. Luego instalan cámaras estratégicamente para poder tomar imágenes del espécimen y vuelven a la ciudad a alistarse para la próxima jornada; su plan es pasar la noche en la selva. Dentro del bar de la ciudad los lugareños los reciben con el mito del Ucumar, una especie de pie grande norteño con hibridación humana que suele atacar mujeres para poder aparearse. Con esta sugestión es que el equipo emprende su aventura selvática al otro día. Intentarán desandar el mito y encontrar al oso. ¿Lo lograrán? Esta peli, catalogada de terror (con tintes humorísticos), utiliza el recurso del flashback para ir contando sucesos que nos muestran un poco el accionar del hombre oso. Además, El Ucumar, está basada en hechos reales, por lo que estas escenas dan cuenta de los treinta y tres avistamientos que ha habido en los últimos diez años. El Ucumar está dirigida por Octavio Revol. El reparto principal se compone por: Clara Kovacic (bióloga) —en su bio me pareció interesante el dato de que escribió las letras de las canciones de la obra teatral Macbeth en 2011—; también están Santiago Zapata (fotógrafo) y Gastón Palermo (biólogo). Tiene una duración de hora y media y las locaciones son hermosas. En particular, esta película no me asustó, creo que si buscan eso no lo van a encontrar. Hay algo en la peli que sugiere parodia, el director dice que tiene un poco de humor y la parodia está dentro del humor, pero al parecer una sátira de una película de terror eso le quitó suspenso y terror. Por otro lado, me gustó que se evoquen mitos folclóricos de nuestro país y que utilicen actores de diferentes provincias con sus tonadas respectivas. Qué se yo, a mí la película no me convenció. Lo de dejo a criterio de ustedes. Pero…
Buenas, buenas, 2023. Veamos qué nos trae esta segunda entrega de Art, El Payaso Siniestro, y empecemos, como se debe, por el principio. Esta película viene de dos previas: La víspera de Halloween (2013) y Terrifier (2016), ambas catalogadas dentro del género de terror gore, ambientadas en la noche de Halloween y dirigidas por Damien Leone. Antes de estas películas el director ya incluía en un corto, El Noveno Círculo (2008), a su payaso fetiche, con la misma vibra de toda la saga. Que el terror tiene cara de payaso ya lo sabemos, pero ¿sabemos que el terror nos puede hacer reír? Bueno, eso es lo que plantea el cine splatter. Un término que al parecer introdujo George A. Romero para catalogar a su película: El amanecer de los muertos (1978). Pues el gore, que en inglés significa sangre, y splatter, que significa salpicar, componen un género que abunda en violencia gráfica: escenas de desmembramiento, tortura y, por lo tanto, exceso (de todo). En su máxima expresión funciona como ¿comedia? Pues sí. Voy a decir que tanto el corto como estas dos primeras películas de Leone no me parecieron graciosas, son feas, como debe ser el gore, y además son misóginas, porque al parecer solo se puede recrear violencia extrema en escenas con mujeres que, si son tontas, mejor. En Terrifier 2, en cambio, se da un poco más esta relación con lo exagerado, lo grotesco y lo ridículo, que puede llevar a la risa al mismo tiempo que al vómito. La primera Terrifier nos deja en el inicio de la segunda. Un año después de la matanza de Halloween donde Art acribilló a Dawn (la rubia tonta), a Tara, la menor de las hermanas Heyes, y desfiguró a Victoria, la mayor y sobreviviente, para luego ser asesinado de un tiro en la frente y revivido por alguna entidad maligna. ¡Un montón! Y en solo una hora y veinte minutos. En fin, Art sale de la morgue vivito y coleando. Esta historia, aunque no lo puedan creer, tiene un contexto y es el mismo que retoma Terrifier 2, es decir que son simultáneas, la primera hace un flashback y esta nueva entrega se centra en ese segundo Halloween del terror, días después de que Victoria, la sobreviviente de Terrifier, es entrevistada por una periodista a raíz de los sucesos vividos el año anterior y su inesperada recuperación. Tras bambalinas la periodista se mofa del aspecto monstruoso de la víctima y termina masacrada por ella que, al parecer, ha sido captada por la malignidad. En Terrifier 2 vuelven a aparecer los espectros que estaban más presentes en La víspera de Halloween y que en Terrifier se habían diluido. El payaso siniestro ahora está acompañado por una nena fantasmagórica, que se viste y se pinta como él, y por Victoria, que está encerrada en un manicomio, pero le hace la segunda y un poco de enamorada. Esta vez serán los hermanos Shaw el objeto de persecución de Art. Sienna, la hermana mayor, tiene la estética de sus anteriores víctimas. También cuenta con dos amigas, una rubia medio tontina (obvio) y otra un poco más centrada pero altanera y, como sabemos, al payaso eso no le gusta. En cuanto a los aspectos políticos del film, hay un corrimiento mínimo hacia las nuevas líneas feministas presentes en el cine mainstream contemporáneo; en este plan, la protagonista, Lauren LaVera (actriz, artista marcial y doble de riesgo), es propuesta como una luchadora, hija de un visionario, que va a convocar fuerzas del bien para poder confrontar al payaso del mal y salvar a su hermano menor, Jonathan. Además, los desmembramientos no serán solo femeninos y, en esos otros casos, aunque tibios, darán en el clavo. Lo que queda de esta película no es argumento sino muerte, destrucción, sangre y salpicaduras. No van a faltar escenas ridículas, con ojos, con piernas. Tampoco faltarán las referencias al cine de George A. Romero y guiños hacia otros programas emblemáticos de terror y comedia. Queda claro que está película va al hueso del género y lo estalla. Lo que no entiendo es ¿por qué no se estrenó en Halloween?… Le hubiese dado otro vuelo. Si te gusta el gore, no te pierdas Terrifier 2, dura dos horas y monedas (para más placer), y va a ser tu película del año. El resto de los mortales seguiremos viendo otras cosas.
Hoy se estrena en los cines El Lado Salvaje. Película argentina dirigida por Juan Dickinson y protagonizada por Vanesa González y Osmar Núñez. Un proyecto que deriva de un documental del mismo director, Los perros del fin del mundo (2019), donde se aborda la problemática en la provincia de Tierra del Fuego del avance de los perros asilvestrados sobre la producción de ganado ovino. Más tarde volveremos al documental, pero mientras, les cuento de qué va esta peli. Clara (Vanesa González) se fue hace veinte años de la estancia familiar arrastrando rencores y el dolor por la muerte de su madre. Hoy regresa a causa del deterioro de la salud de su padre, Daniel (Osmar Núñez), advertida por la actual pareja de él. De este modo, acompañada por su familia, Clara se rencuentra con la estancia patagónica (que la vio crecer) también deteriorada, como el resto de las haciendas vecinas, por la merma de la industria ovejera provocada por los perros silvestres. El film se plantea como un thriller, avanzando a partir de la trama secundaria: uno de los empleados de Daniel, Aldo, es atacado por una perra y llevado al hospital. Como en trance, este hombre desaparece en pos de la búsqueda implacable de venganza. Los peligros se multiplican: los perros acechando, el loco suelto, la hija pequeña de Clara jugando por los bosques desprevenida. Mientras, y por momentos casi ajenos a la intemperie que los acosa, los protagonistas intentan acercarse y restablecer vínculos. Demasiados flancos abiertos para una película de hora y media. Considero que la temática perros salvajes, más el increíble ambiente de hacienda venida abajo en medio de paisajes tenebrosísimos, debería dar para más. No se resuelven bien las líneas narrativas, con tanto para contar, no hay tiempo para el desarrollo de nada. A raíz de la intriga que me causó el tema de los perros en El Lado Salvaje vi el documental. Me parece muy interesante la problemática socioambiental que desemboca en este conflicto con los perros. Claramente este tema es el que garpa y no lo supieron aprovechar. Los perros, en la película, no parecen salvajes y de hecho en el documental la teoría es que los perros no son salvajes, son asilvestrados temporarios, animales que fueron abandonados, o no, o solo vagan por la ciudad gracias a la desidia de sus propietarios, y recuperan su “instinto ancestral de matar” porque tienen hambre, luego vuelven a ser chuchitos copados. Esta situación es un poco el diagrama de personaje de Clara. La hipótesis contada solo en el documental se asocia con la protagonista que, en principio, se va a vivir a capital (civilización), incluso tiene alumnos, por lo que se puede suponer que es maestra de algo, y vuelve a la ruralidad inicial donde los conflictos la rencuentran con su lado salvaje, de esta manera lo da todo y puede salvar su situación familiar, para luego (tal vez) volver a la civilización, o no. Incluso hay paralelismos en imágenes entre la perra y Clara que son muy interesantes, podrían dar cuenta de este juego metafórico si el asunto de los perros estuviera contado en la película. Pues no. La conclusión es que podrían haber ahondado en el tema socioambiental más profundamente y no lo hicieron, pero tampoco hubiera hecho falta si se jugaban por el thriller y los perros al menos dieran miedo. Se quedaron en el medio y, para mí, ese fue el problema. Con respecto a las actuaciones, están bien, nada más. Los personajes son poco creíbles y eso no siempre tiene que ver con la caracterización sino con las puestas en peligro que inician los conflictos, muchas veces se plantean inverosímiles para personas que vivieron rodeadas de naturaleza extrema toda la vida. Es una película que llevó ocho semanas de rodaje, con un director que no es principiante y, al parecer, cuatro guionistas… Por mi parte no me la creo y considero que podrían haber dado más.