El legado de Bourne

Crítica de Bernabé Quiroga - CiNerd

LEGAR O MORIR

Antes de ir a ver EL LEGADO BOURNE (THE BOURNE LEGACY, 2012) decidí rever las entregas anteriores con Matt Damon. No solo porque no las recordaba, sino porque sabía que la franquicia siempre se había caracterizado por ser complicada al pedo. Muchos diálogos, muchos nombres, muchos personajes y mucha información moviéndose a la misma velocidad que sus protagonistas. Ya teniendo frescos mis conocimientos de Treadstone (el programa de asesinos del gobierno del que surge Jason Bourne), asistí a una función de la nueva película, ahora con Jeremy Renner como la cara de la franquicia. Allí descubrí que EL LEGADO BOURNE no solo es una continuación directa de la misma historia, sino que está tan relacionada con las anteriores que sucede casi al mismo tiempo que BOURNE: EL ULTIMATUM (THE BOURNE ULTIMATUM, 2007). Y no, no se toma la molestia de explicar casi nada. Esto puede que preocupe a aquellos que no recuerdan las primeras partes, pero EL LEGADO BOURNE cuenta con suficiente acción como para disfrutarse por separado. Aun así les recomiendo que hagan lo mismo que yo y revean la trilogía para apreciar la nueva secuela completamente. Sin embargo, a aquellos espectadores exigentes no les resultará fácil disfrutarla o apreciarla. La nueva película es entretenida pero, a diferencia de sus predecesoras, posee un guión algo débil, buenos actores desperdiciados, personajes no tan interesantes y una ausencia total de clímax.

En el mundo real, la razón del cambio de protagonista fue que el director Paul Greengrass no quería seguir encargándose de la saga y Matt Damon no quería seguir sin Greengrass. En el mundo ficticio pasa otra cosa. Después de descubrir la verdad sobre su pasado y darles su merecido a los responsables de Treadstone, Bourne continúa escapando. Para ahorrarse problemas, Eric Byer (Edward Norton) y los miembros de la agencia deciden no meterse con Bourne y dedicarse solo a eliminar todo rastro del programa, incluyendo a los demás agentes que entrenaron y a los científicos que trabajaron en este. Así es como Aaron Cross (Renner) y la Dr. Marta Shearing (Rachel Weisz) se unen para intentar sobrevivir, dándose juntos a la fuga.

A pesar de ser una buena película de acción con un impecable tratado técnico, EL LEGADO BOURNE tiene problemas en el guión. Y uno de los mayores es que desperdicia demasiado tiempo preocupándose por demostrarle al espectador que sigue siendo parte de la misma franquicia. Las referencias al personaje de Damon son tantas que en un punto llegan a cansar. “¡Dejen de hablar de Bourne! ¡Él ya no esta! ¡Hablen de Cross!”, pensaba durante la función. Todo el guión está tan atado a sus predecesoras que la trama del supuesto nuevo protagonista pasa a segundo plano. Y es una lástima ya que Jeremy Renner es un genial actor, con mucho más carisma que Damon. Pero al no estar trabajada su historia, Aaron Cross termina siendo un personaje chato, poco interesante y con motivaciones débiles, a diferencia del conflictuado, deprimido y amnésico Bourne. Otros actores desperdiciados por culpa del guión son Norton y Weisz. Él se dedica a hablar sin parar y no salir nunca de la oficina. Lo hace bien, obvio, pero es lo único que hace. Ella tiene un personaje molesto y estereotipado (la doctora asustada), con diálogos muy comunes que en muchas ocasiones la obligan a sobreactuar. Pero a pesar de todo, es este trío de buenos intérpretes lo que salva a la película. Los tiroteos, las peleas cuerpo a cuerpo y las persecuciones también ayudan mucho.

Otra falla que tiene es que su historia es simple a grandes rasgos, pero está forzadamente estirada. Es evidente que bien podría haberse resuelto en menos escenas, ya que hay conversaciones o secuencias innecesarias o excesivamente largas (Ejemplo: La visita a la fábrica píldoras). Sumando el hecho de que sigue sin haber un verdadero villano a la vista o que su débil final llega muy rápido - la película termina cuando empieza a ponerse interesante -, EL LEGADO BOURNE resulta ser la menos atrapante y eficaz de la saga. Entre actores desperdiciados y algunos baches en su libreto, por suerte contamos con estrepitosas e intensas escenas de acción y suspenso, una buena dirección por parte de Tony Gilroy, más datos y explicaciones sobre Treadstone, y un nuevo protagonista (con mucho potencial) que intenta a toda costa mantener vivo el legado. Pero no depende de él. Depende de que los guionistas acepten que es momento de dejar ir a Bourne antes de que la franquicia se hunda en el olvido.