Son desechables
"El legado Bourne" intenta ser una secuela de aquella exitosa saga interpretada por el espía Matt Damon, pero la realidad demuestra que nos encontramos ante una especie de reinicio. Donde ahora hay un nuevo espía renegado al cual matar y un programa de entrenamiento de espías mucho más letal. Sin embargo, a pesar de ser un buena película con mucha acción y suspenso presenta inconvenientes mayores como un programa genético muy fantasioso y una errónea intención de mantener a Jason Bourne dentro de la trama cueste lo que cueste.
Algo que había destacado a la saga Bourne era ser una trama repleta de persecuciones y enfrentamientos donde todo era producto de una historia del gato y el ratón. Aquí lamentablemente tras haber visto incontables reuniones burocráticas que no solo agotan al espectador sino que además son increíblemente confusas, toda la acción recién empieza a los 30 minutos. En este comienzo se ve lo peor de la película y el forzado (e innecesario) intento de mantener vivo al personaje de Jason Bourne muestra su peor cara.
Por suerte, ya transcurrido esos inexplicables minutos, el personaje de Rachel Weisz, entra en la película y a través de dos impresionantes escenas (un tiroteo en un laboratorio y el enfrentamiento en su casa) que la tienen como protagonista la película se encausa en una gran trama de acción. Ahora las peleas son frenéticas y muy atrapantes mientras el suspenso quita el aliento.
Incluso, en este momento también comienza el lado más aterrador de la película que es el accionar gubernamental para cerrar el programa al cual pertenecen los protagonistas. Acá no hay ningún rastro de piedad y los más altos funcionarios del estado (supuestos villanos que cumplen su deber) destruirán todo lo construido al matar a cualquier persona incluida en el programa. Además, como si fuera poco, disponen de una amplia red de recursos que harán del escape una misión imposible.
Por último, el elemento más cuestionable de esta nueva entrega se presenta en la investigación genética de los agentes. Donde acá la película desvía su rumbo de realidad para entrar en terrenos más propios de la ciencia ficción. Obviamente no es algo que pueda considerarse negativo de entrada pero al ver como se van desarrollando los hechos de la trama, uno observa como la humanidad de estos supuestos espías sin emociones (uno de los aspectos más interesantes de la saga) se evapora completamente al introducir sobre el final una especie de super espía.