¿Qué hago en Manila?
El legado de Bourne (The Bourne Legacy, 2012) no es otra película sobre Jason Bourne, sino una historia derivada a partir del personaje que interpretó Matt Damon y que sólo coexistirá como una parte secundaria del relato del film que dirige Tony Gilroy (Michael Clayton, 2007).
Luego de que la situación de Jason Bourne se hiciera pública, el Ministerio de Defensa decide eliminar a los seis agentes del programa Outcome diseñados para actuar en soledad durante operaciones de largo tiempo. Pero algo saldrá mal y el agente Aaron Cross escapará de una muerte anunciada. De ahí en más todos los agentes secretos del estado lo buscarán para que la misión alcance el éxito esperado y ya no queden pistas que delaten el accionar de los programas de gobierno.
Tony Gilroy, autor de la trilogía que protagonizó Matt Damon, es un gran creador de thrillers políticos al que le gusta conducir a sus personajes (y a los espectadores) por laberintos narrativos, creando un estado de confusión que le es funcional para tapar los grandes baches que sus guiones presentan, pero que gracias a las subtramas que va armando, manipula al espectador para que pierda la cohesión y pase por alto situaciones confusas o no resueltas. Sumado a que la génesis de Bourne se destaca por los saltos narrativos y temporales, la presentación del conflicto y del personaje que hace Gilroy en El legado de Bourne es un rompecabezas imposible de armar en su primera hora, algo que además vuelve a la trama morosa y bastante densa.
Si Matt Damon es un ser totalmente apático y dicha característica le había ayudado a crear un personaje que generaba una total empatía con el espectador ante su ausencia de carisma, Jeremy Renner es un discípulo perfecto. Aaron Cross bien podría ser Jason Bourne o viceversa. Actores que físicamente no dan como recios pero que su ausencia de gracia los termina volviendo seres displicentes.
Si la densidad inundad la primera parte del relato esto se revierte ante un desenlace vertiginoso, en donde los personajes se trasladarán a Manila y atravesarán la ciudad haciéndole honor al Bourne de Paul Greengrass, aunque su legado este muy lejos de alcanzarlo. Persecuciones que no soportarían una disección fílmica pero que en el contexto global son funcionales a lo que uno espera de este tipo de producciones, hacen que al amenos uno se enganche con la trama sobre el final.
El legado de Bourne bien podría llamarse de cualquier forma, de Bourne sólo quedó el programa que el Ministerio de Defensa trata de desarticular, y algunos actores en roles secundarios. El resto una película acción más que sin duda no entrará en la historia del cine. De Bourne poco y nada.