No te dejes engañar por el título local, que remite a una más de una saga gastada. Hereditary, tal su nombre original, es lo opuesto: una de terror que se toma su tiempo para contar la caída de una familia, golpeada por la desgracia, para luego llevar la historia hacia otros registros, quizá algo caprichosos pero no menos creíbles y eficaces. El asunto arranca con un entierro, el de la madre de la protagonista, que comparte duelo con su marido, cariñoso pero distante -el gran Gabriel Byrne- su hijo adolescente y su hija menor, la de la foto, de raro aspecto y más rara conducta. La señora cultiva con enorme talento un arte particular, el de hacer maquetas plagadas de detalles en miniatura. Con una deslumbrante puesta en escena y muchas ideas, tanto en lo formal como en lo argumental, tremendas actuaciones de su elenco, con Toni Colette a la cabeza. Creativa, contundente y recontra terrorífica.