El legado de Pino
Un documental con material valioso, pero que se pierde en parte por el excesivo didactismo y protagonismo de su director.
Más de dos años después de La guerra del fracking, Pino Solanas vuelve al ruedo con uno de los documentales más personales y, al menos en un principio, alejado de la coyuntura de su carrera, construido sobre la base de las charlas y grabaciones inéditas que el referente de Proyecto Sur y Octavio Getino realizaron con el líder justicialista en Puerta de Hierro en 1971.
Filmada en la residencia que Perón y Evita construyeron en San Vicente en 1947, El legado estratégico de Juan Perón (título de paper de Ciencias Políticas, si los hay) se propone recorrer el pensamiento y los momentos más importantes de la carrera política del líder justicialista. Pero la idea de “Perón x Perón” queda rápidamente de lado cuando Solanas empiece a priorizar su figura por sobre la del supuesto protagonista. Y este es justamente el principal problema del film.
Los últimos trabajos de Solanas, con excepción de la notable La próxima estación, exhiben una preocupación mayoritaria por el aspecto contenidista antes que formal, y El legado… no sólo no es la excepción, sino más bien su afirmación absoluta, ya que su parte más jugosa es justamente aquella en la que el viejo líder reflexiona acerca de las acciones de su gobierno ante los jovencísimos Solanas y Getino, por entonces referentes ineludibles del cine argentino gracias al Grupo Cine Liberación (venían de consagrarse en 1968 con La hora de los hornos).
El problema es que el valor histórico de ese material (que formó parte de La revolución justicialista y Actualización política y doctrinaria para la toma del poder) no termina de explotar debido a algunas decisiones formales, sobre todo en el ámbito expositivo. Nadie duda –o al menos no quien escribe- sobre los conocimientos de Solanas acerca del movimiento y su máximo referente, pero de allí a ponerse en el rol de docente ficcionalizando charlas ante los jóvenes integrantes del equipo técnico, tal como ocurre sobre todo en la segunda mitad del metraje, hay un largo, larguísimo trecho.
Así, El legado… termina siendo menos un diario histórico sobre aquellos encuentros con Perón que un manifiesto sobre lo que el director de Memorias del saqueo cree que es Perón, cuáles son sus implicancias y quiénes supieron aplicar sus bases políticas. Entre ellos no están ni Menem ni los Kirchner, como bien se encarga de aclarar en la última y burdamente editorializada parte del metraje. Para un peronista, parece decirnos el film, nada mejor que un Solanas.