A riesgo de exponerse durante casi todo el metraje, y que la experiencia pueda ser tomada como un ensayo particular, “El Legado estratégico de Juan Perón” (Argentina, 2015) se presenta no como un ejercicio de megalomanía, al contrario, sino como una oportunidad única de recuperar la pasión que Fernando “Pino” Solanas tiene por el cine.
Justamente Solanas produce con su última realización no sólo uno de los homenajes más importantes al ex presidente, sino que, además, termina por construir un evento que intenta homenajear principalmente al cine.
Porque en el arranque del proyecto hay un interés implícito por recuperar a sus compañeros de cine liberación, con audios e imágenes propias que en 1971 se registraron en España, más precisamente en la residencia que Juan Perón tenía en Puerta de Hierro y en donde pasó el exilio.
En constantes viajes, y clandestinamente, pudieron capturar al presidente en su cotidianeidad hablando sobre temas que en ese momento eran esenciales para poder devolverle no solo la investidura a su discurso, sino que, además, quería darle visibilidad a su figura, borrada y prohibida por la dictadura.
En esos viajes, y alrededor de seis meses, los realizadores tuvieron que sortear un sinfín de obstáculos, como, por ejemplo, cuando ocultaban de López Rega los negativos para evitar que este se adueñara de ellos y evitara la posterior exhibición del material de un Perón recuperado como figura de liderazgo a partir de imágenes y audios que lo exponen en su mejor momento, con una lucidez única.
“El Legado estratégico de Juan Perón” comienza con Solanas narrando en primera persona su visita a la quinta que en San Vicente Perón tenía, lugar en el que se representará, imaginariamente, aquellas visitas a España. Allí Solanas camina, muestra el lugar, y comparte con el espectador anécdotas y experiencias, con un tono tranquilo y amable, que además dotan al filme de un sentido entrañable que impregna todo el relato.
Hay otra parte didáctica en la que el realizador abreviadamente intenta recapitular la historia de los movimientos populares que Perón supo encauzar, pero también sobre momentos claves o hitos que marcaron a fuego los acontecimientos.
La decisión de utilizar los sillones como si estuviera el viejo líder sentado y él escuchándolo (algo que se repite también en el arte del filme), es un juego que abre la experiencia lúdica de “El legado…” trascendiendo su color e índole política.
La división del metraje en etapas, como así también la recuperación por momentos de la experiencia de Solanas junto a colaboradores que recrean las jornadas de rodaje de 1971 suman a frases contundentes de Perón del estilo “lo malo de este país es la existencia de tantos idiotas”, de una contemporaneidad inusitada, ó refiriéndose a Evita como aquella que “fue candidata a todo y nunca quiso ser nada”, para hablar de su importancia en la historia argentina, suman a imágenes del archivo personal y publico una impronta diferente.
Solanas investigador y realizador avanza a paso lento pero firme con su idea, comparte material con jóvenes con un entusiasmo único y relata otros tiempos de una bonanza económica y política impensada en la actualidad.
“El Legado estratégico de Juan Perón” es una experiencia para ser vivida en el cine, expectantes de ver cómo un director célebre realiza un particular homenaje a aquella fase de la vida del hombre que también lo define, una parte política imposible de escindir y que en líderes como Perón han permitido a muchos al acercamiento, aunque sea por simpatía, con el complejo mundo de la política y la historia.