En “Los cuerpos dóciles” (2015) el documental de Matías Scarvaci y Diego Gachassin el protagonista absoluto era el abogado penalista Alfredo García Kalb, especialista en la defensa de jóvenes del conurbano bonaerense. Como una suerte de continuación de lo recorrido, Scarvaci ahora presenta en “EL LIBRO DE LOS JUECES” un punto de vista diferente, para poner ahora el foco en el desempeño de dos jueces sumamente particulares.
Con una mirada similar a la que se mostraba sobre el trabajo de Garcia Kalb, Scarvaci sobrevuela la crítica a un sistema penal que no logra ser útil en su rol de reinsertar a los presos en la sociedad. Las clases condenadas son siempre las socialmente más vulnerables, quienes deben lidiar con situaciones complejas y parecen no tener posibilidades de torcer su destino.
Ahora la cámara de Scarvaci acompaña a Walter Saettone (Juez de Instrucción Penal de la provincia de Buenos Aires) y Alejandro David (Juez de Ejecución Penal), quienes diariamente trabajan en el campo del derecho penal restaurativo, visitando comisarías y cárceles cuidando que no se vulneren los derechos básicos que les asisten a los reclusos.
Tal como sucedía recientemente en “Llamen a Joe” (Germán Siseles, 2023) presentada en el último BAFICI (retrato del abogado penalista Joe Stefanololas, vinculado con una enorme cantidad de estrellas del rock nacional), las figuras de Saettone y David no son precisamente la de los jueces tradicionales que se construyen en nuestro imaginario y eso queda demostrado en su trabajo cotidiano, el compromiso y la empatía con cada situación de injusticia.
La atenta cámara de Scarvaci, los registra minuciosamente en sus rutinas y en el vínculo que establecen con cada uno de los presos y a medida que conocemos algunas de sus historias, el documental va adentrándose en otro terreno: el contacto que ellos tienen con los familiares de las víctimas.
A partir de este disparador, el documental comienza a trabajar fuertemente en la idea del perdón con testimonios muy movilizantes de quienes han debido enfrentarse judicialmente con quienes han causado un dolor irreparable, vinculando víctimas y victimarios.
“EL LIBRO DE LOS JUECES” genera el espacio de discusión social necesario para plantearse la dicotomía entre quienes piensan que a quienes han delinquido hay que aplicar la “mano dura” y quienes trabajan sobre la humanidad de quienes están privados de su libertad. El trabajo de Saettone y David claramente apunta a trabajar sobre la reinserción, la posibilidad de un futuro para cada una de estas historias y trabajar el perdón, como una de las formas más potentes de sanación.
Otro de los puntos interesantes del trabajo de Scarvaci es poder contar el costado humano de estos jueces y el contacto cotidiano por medio de su trabajo con este universo complejo en donde conviven estas contradicciones del sistema en donde se imparte violencia sobre la violencia y donde se estigmatiza a los condenados sin posibilidad de generar una salida.
A través de un relato dinámico y eficaz, se permite poner en cuestión este sistema condenatorio que excluye y margina. Ahí está disponible nuevamente la cámara de Scarvaci para radiografiar un sistema judicial que no funciona como debiera y, fundamentalmente, nos invita a dejar de lado nuestros preconceptos y todo juicio condenatorio sobre quienes pasan su vida entre rejas y necesitan que les sea devuelta su condición de personas.